No hace precisamente pocos años y mejor ni comentar ya estas alturas de la comedia, bien entrada ya la segunda década neomilenaria, que referirse a Robert Arthur Mould como "el que fuera líder -o co-líder- de Hüsker Dü", sin más, resulta un tanto ninguneante. Muy corto de miras por demasiado... Y sí, aún atendiendo a lo legendario del nombre de banda referido (junto a REM y Replacements, cada cual a su manera y con sus cartas, la santa trilogía de la génesis del indie rock yanqui en definitiva). Sin entrar en lo imprescindible (tan fugaces como necesarios) de aquellos Sugar que se inventó en los noventa, resulta que este "Here we go crazy" de Bob es ya nada menos que su quinceavo trabajo de estudio. Pronto se dice. Un lustro clavado después del tremendo "Blue hearts" que recuperaba, tras el ligero traspiés que me supuso "Sunshine rock", el acierto y energía del que para mi es su mejor segmento de carrera firmando en solitario (esos cuatro discos entre 2009 y 2016 son una barbaridad y no se hable más) que nos llega este nuevo lote de tonadas del que fuera líder de... Cagonlaputa, si es que sale sólo...
Para impacientes y amantes de la síntesis varios se lo haré bien fácil en esta ocasión: háganse con "Here we go crazy" para ayer. Y ya. No pierdan el tiempo leyendo esta ni cualquier otra astracanada afín. Mould alcanza la mitad de su sexta década de vida en un estado de forma tremendo en el terreno compositivo y la apenas media hora de guitarras y melodías aquí dispuesta es algo demasiado goloso al precio que van hoy por hoy las cosas en el mundillo este del rocanrol. Once pildorazos que suenan a lo que se espera y sin dejar espacio a decepción posible, donde el único pesar es, precisa y lógicamente, esa brevedad apuntada (algo esperable, por otro lado, del tipo que más hizo por implementar melodía al reducto hard core hace ya tantos años). Tampoco se trata de venirle con milongas al personal, ojo y ruego atención, "Here we go crazy" no estaría entre los tres mejores del Mould solateras (y/o perfectamente secundado, que eso también, por los muy ilustres Jason Narducy y Jon Wurster, otras dos leyendas del indie rock importantes y justamente reconocidas -revisen currículums si gustan- que le vienen acompañanado en el último par de décadas). Pero en la más cicatera de las lecturas es "de los realmente buenos". Y eso es muchísimo. Esa parte central con "Breathing room", "Hard to get", "When your heart is broken" y "Fur mink augurs" (favoritísima personal), rematada con la carga emocional de la acústica y magnífica "Lost or stolen" resulta llana y simplemente invencible. Súmenle ahora el par de despedida, el emblemático mid time melódico de "Thread so thin" y esta "Your side" que parece vaya a despedir en calma el folletín hasta que el espíritu de "Copper blue" te atiza de golpe y a tración, y ya tenemos otro magnifico trabajo de tan irrepetible músico listo para ser devorado sin comtemplaciones hasta el fin de los tiempos. Salvo señaladísimas (e incluso ahí debatibles) excepciones, lo de pescar peces en un barril lo de Mould. Con veintipocos, sesenta y cinco, y los que le de la santa gana, visto lo visto.