Recordaba el pasado mayo y en este lugar el 30 aniversario de la edición de "Bug" de los Dinosaur Jr, tercer disco de la banda favorita de todas aquí (como ya se ha explicado en numerosas ocasiones), presto a cumplirse en un octubre ya ahora superado. Sin embargo, no fue el único trigésimo aniversario ilustre alcanzado en dicho mes. De hecho, y aunque deba tragar un algo de bilis (no demasiada, que en definitiva estamos ante otra banda top en querencias personales), tampoco fue el trigésimo aniversario más ilustre o importante cometido en ese mes. De hecho también, puede que en dicho mes de aquél 1988 se editará el disco más importante de la historia toda del fenómeno, antes ilustre y hoy -o desde ya hace bastante en propiedad- casi completamente adulterado, conocido como "indie rock".
"Daydream nation" es un caso digno de estudio en la historia rockera. Uno de esos realmente contados ejemplos de álbum que es, a su vez, el pináculo de una banda que ha tenido que generarse su propia escena a codazos y patadas, a base de talento y fe desbordando desde cada paso. Habría que esperar a los Wilco del tercer disco para encontrarnos de nuevo con algo parecido. Con la diferencia, eso sí, que Sonic Youth lo hicieron a ciegas y sin red, obviando lo mucho más particular de su combativa propuesta, no sobre un colchón de pétalos de orquídea dispuesto (aunque más que merecidamente sea/fue) por una crítica especializada muy predispuesta. Y es que realmente, Sonic Youth, -como sólo la Velvet Underground a este nivel de excelencia antes o después de ellos-, persiguió (y encontró) siempre la belleza desde la suciedad. Huyendo de lo meramente contemplativo, de lo obvio...Pero continuar desde esto, está claro, sería huir a su vez hacía la veneración absoluta que en esta casa se les profesa desde ni se recuerda (y también a su vez a este texto podrían faltarle varios días para terminarse en el año en curso).