El 25 de septiembre pasado se cumplía el treinta aniversario de la edición del último disco de estudio oficial de los tan queridos y añorados Replacements. Banda mucho más que meramente "capital" en esta casa, como tan bien saben los amigos más viejunos de la misma. De esas realmente contadas y de las que si no hay razón aparente para recuperarla pues, nada, nos la inventamos sin problema ya que, en verdad, ni se requiere ni necesita. Por ende, hoy: "All Shook Down".
Tras el incomprendido y harto reivindicable "Don't tell a soul" (que todos los albums de los Mats son necesarios, cabría apostillar aquí), Paul Westerberg seguía enrocado en esta especie de autoboicot creativo acorde a los tiempos que corrían y del que ni por asomo parecía querer bajarse. Estamos en los últimos 80 y tanto el personal de a pie como la crítica especializada parece especialmente compelida a dejarse llevar por unos octanajes que, todo sea dicho, se requerían ya como agua de mayo... ¿Y qué hace Paul entonces?. Pues seguir matizando su discurso. Claro qué sí. Las composiciones son cada vez menos ruidosas y aunque, en justicia, siempre mostró querencia el capo de la formación por maneras menos estridentes intercalando su más reconocible y espídico proceder, con el pasar de los años la balanza se fue decantando cada vez más hacía las "swingin' party" que hacia las "left of the dial". Y, ni qué decir, la de miles de personas y personajes que daremos gracias por ello hasta el fin de los tiempos. Tampoco es que se pueda ir mucho más allá cuando has completado una trilogía como "Let it be", "Tim" y "Pleased to meet me", a poco nos molestemos por reparar en ello y por otro lado. Finalmente, para rematar tan somero y acelerado "recuento de situación", llegada la hora de ponderar el trabajo que hoy celebramos en titulares, sólo queda señalar que si bien "Don't tell a soul" es realmente bueno, "All Shook Down" es -si cabe- todavía mejor.
Se recomienda de encarecida forma que, por todo lo querible y antes de cualquier otra consideración, huyan tod@s siempre de ese apotegma garrafero que suele acompañar al disco desde según que escritos u opiniones recurrentes... "Realmente, es el primer disco de Westerberg en solitario"... Solemne mamotez que se lanza como axioma de las galaxias desde hace los mismos años que tiene el album y como si, que mandan varias docenas de miles de huevos, los Mats hubieran sido en alguna ocasión algo distinto a lo que Westerberg quisiera que fueran. No se dejen intimidar nunca con esto mis estimados cantaro souls: Paul Westerberg es -siendo pacato- como el 90% de The Replacements y por mucha simpatía (imposible que no sea así) nos generen especialmente Tommy Stinson y Chris Mars no veo como considerarlo de otra forma.
Aparcado ello para entrar ya a lo que realmente importa: nadie se engañe, por mucho que apuntase antes hacia esa "suavización" paulatina de su sonido, al final tratamos sobre quien/es lo hacemos y "All shook down" va bien servido de dinamismos... Obviando, por su mayor fama, la emblemática entrada con "Merry go round" (piel de corral entero por siempre para cualquier fan que se precio un algo), tenemos las bien directas "Bent out of shape" y "Someone take the wheel", o "My little problem" a pachas con Johnette Napolitano de Concrete Blonde y también, faltaría, el enésimo hit que "debiera haber sido y no fue" con esta "Happy town" que, de hecho, también ejerciera de sencillo. Y sin embargo, qué cosas, es en "las otras" donde este disco más y mejor nos golpea. O al menos al humilde parecer personal. Es este un trabajo que se abre en varias direcciones, trufado de matices y giros a descubrir con siempre la personalidad de Westerberg palpable y empapándolo todo desde los mandos. "All shook down" tiene guitarras, sí y con perdón por esta nueva obviedad, pero más allá de ello, "All shook down" es sobretodo los vientos metales de "One wink on at a time", la viola de Cale en "Sadly beautiful" (y qué preciosidad por todo lo todible), la flauta del tema que presta título, el piano de "The last" (otro locurón) o, entre otras cuestiones, la harmónica de "Torture". Y aunque, eso sí, los medios tiempos de "Nobody" y "When it began" son sendas paradas obligatorias sin debate a valer, me quedo puestos a señalar la favorita con esta "Attitude" que me recuerda siempre, de inefable forma, que si frecuentemente el verdadero talento reside en hacer fácil lo difícil, con Westerberg parece a veces que, directamente, se le caen las canciones de los bolsillos y se limita a recogerlas (como si no se esforzara y además nos quisiera dejar bien claro que ni lo intenta). Imposible, finalmente, ser objetivo con alguien que, creo quedo clarinete, es uno de mis cantantes y hacedores de canciones predilectos de la historia toda del rocanrol. Eso soy el primero en admitirlo que no me queda otra. De igual forma les digo, e insisto a modo despedida, que "soul" y "shook" son tan buenos (ni un ápice menos) como los tres que preceden. Sobretodo "shook". Aunque "R'n'R ghost" está en el otro... En fin, que escuchen a los Mats siempre. Una vez a la semana al menos. Que es bueno para el alma... y además son de putísima madre.


