Una de las cosas más rematadamente raras que me han pasado desde que estamos en el mundo éste de las "interacciones internáuticas" (llámese blogs, webs y/o redes sociales varias) fue a finales del pasado curso y con nada menos que el tan aquí admirado Elvis Costello como foco principal del drama. Tras varios años de sequía en producción de estudio y con una enfermedad -que a tantos miles nos asustó de primeras- a priori superada, presentaba al mundo el de Liverpool su flamante "Look now"... Disco, en general, aplaudido por dios y la madre (tanto desde el corralito del "deep fan" como desde el insondable mar de los visitantes ocasionales) que, por cuestiones varias ya en este lugar descritas en su momento (enlace a colación here), no acabó de agradar a quien suscribe. Digo más, fue un planchazo importante. Siguiendo desde ahí, y por aquello del "joder qué raro se me hace ir a la contra cuando todo el mundo está alabando a Mí ídolo" (cuestión que todavía escuece), ya hace varias semanas que uno tenía intención y ganas de abordar un nuevo "relato costellero" en el blog... Para la ocasión, la chirigota que reza en título. Con todo el cariño y gratuidad del mundo que va la cosa, ni qué decir.
Un único apunte, antes de entrar al foso de gladiadores. Se ciñe el siguiente listado a los veinticinco discos de estudio que vienen a ser el grueso de la "discografía tipo/estándar" del músico, grabados en estudio y con material original (o por lo menos de forma significante, esto segundo). Esto és: aunque (y obviando a los "complices" habituales) aparezcan las colaboraciones con Toissant, Bacharach, la Brodsky Quartet o The Roots, se deroga de raíz toda la retahíla de completismos de "b sides", álbumes de versiones ajenas, soundtracks, intrusiones "puramente clásicas", directos (oficiales y no) o colaboraciones varias y por doquier de cualquier otra índole... Y apelo a la comprensión de base del personal, en todo caso... ! Qué son ya más de cuatro décadas de genialidad gafotas en danza ¡
25. "Wise Up Ghost and Other Songs" (2013). La mera y dolorosa producción de este disco, el penúltimo ahora y firmado con The Roots, ya le confiere con holgura ésta "posición de honor" en el listado... Si se criticó en la casa "Look now", por ese tan innecesario como abusivo exceso de añadidos desde la grabación, con esto de "Wise up..." la cosa se torna directamente inadmisible. Ver y escuchar a Costello en verbenas que parecen salir de performances ad hoc para reality-shows envuelto, a su vez, de una producción tan antinatural y machacona (a ratos solo faltan Britney o Justin bailando por ahí en medio) acaban, irremediablemente me temo, por configurar el peor y más fatal paso de tan imprescindible carrera. Póngamoslo en "colaboraciones varias" y mejor miremos para otro lado los fans, vaya... ¿Cuela si decimos que "no és canon"?.
24. "Secret, Profane & Sugarcane" (2009). Que Declan y el legendario Sr. Burnett hicieron buenas migas enseguida y durante mucho tiempo (o hasta hoy, directamente y si prefieren) es algo harto conocido a poco se pilote la singladura de nuestro protagonista. Qué ya estaba a los mandos para la producción de "Spike", y antes con el gigantesco "King of America" (nada menos), el maestro T-Bone... Sin embargo, lástima, el álbum que ahora toca es, con importante diferencia además, lo más marcadamente aburrido y coñazo que ha grabado nunca Costello. No es un truño (eso solo me lo merece la referencia anterior en la lista), claro, pero es que no se sale de aquello tan rijoso y carcunda que "los especializados" gustan de denominar "ejercicio de estilo" ni un puñetero milímetro. Siendo positivo, Costello por oficio y talento sale vivo de su intrusión a las american roots más profundas (que de eso iba la cosa en definiiva) pero, desgraciadamente, el tracklist sólo nos regala "sulphur to sugarcane" o su revisión de las "complicated shadows", como material de verdadera enjundia.
23. "Goodbye Cruel World" (1984). Primera colaboración en aparecer aquí con los maravillosos Attractions originales en liza y, que ello hasta tiene su coña, el disco que el propio McManus señala como el peor de su carrera desde el libreto de su reedición digital. Pub music con aromas a pana y pureteo qué agradó en la época por su parcial reverso "pseudo-soul", pero cuya deuda autoinculcada hacía un sonido tipo y un tracklist tirando a flojeras no acabó de dejar brillar como se pretendía... Una impagable perla entre todo ello, eso sí: la versión desnuda de su "worthless thing", desde los bonus de la mentada reedición, no hay cristo ni demonio que la pague.
22. "Look Now" (2018). Lo ya explicado hace unos meses: "under lime", "unwanted number" y algún muy contado tema de corte mucho más minimalista que el resto, salvaría yo aquí y únicamente del lote. Todo subjetivo, ni qué decir. Pero desde ese punto donde muchos "costelleros" de pro preferimos -una y un trillón de veces- verle rodeado de violines, cuerdas acústicas variopintas o/y pianos clásicos sin sampleos medien (en vez de coros abusones, metales porqué sí y chimes de todo tipo a tutiplén -y haciendo ello todavía más doloroso, si cabe, el tema del disco del 2009 ya antes repasado-) "Look now" se pega una señora toña del todo indisimulable. Me gusta que guste, de hecho me alegra bastante (todo reconocimiento para este genio se me antoja a mi poco de forma invariable), pero, tras un lustro de espera un disco "karaokil" (a la sombra de Bacharach) y que puedes hacer cada tres días si se te pone en la punta... ¿De verdad Elvis?.
21. "Painted from Memory" (1998). Un poco lo del caso que precede pero veinte años antes. Sólo que con algo de puntuación superior de media desde el simple y llano tracklist. Se nota en verdad que estamos ante un disco de colaboración a otro nivel con Bacharach (va firmado en comándita queramos que no), y aunque -otra vez- está ese Declan que se empeña de forma contumaz en ser Sinatra sin hacerle puñetera falta, sólo por "the sweetest punch" y "god give me strenght" la cosa se acerca ya a lo abiertamente recomendable. Lo menos bueno, para quien suscribe (y de forma obvia si se ha estado un algo atento a lo que precede en el posteo), es que estamos ante un elepé temático de su vertiente menos atrayente... Dos hasta mola, tres tira que te va, cuatro a lo sumo (y tensando al límite) "shes" por disco vale... Pero no más porfa. Que tanto azúcar se me hace bola. ¿Qué canta muy bien?... Claro, no te jode. Busca ahora el peor disco de Jeff Beck, verás que (oh, surprise) también toca muy bien la guitarra en él. Si es que...
20. "All This Useless Beauty" (1996). Dice mucho del nivel medio de Costello que un disco donde asoman temas como "shallow grave", "you bowed down", "complicated shadows" o la preciosa e inicial "the other end (of the telescope)", aparezca en esta posición. Es también el último disco, ahora ya sí y del todo, con los Attractions originales (la relación con Bruce Thomas, por lo visto, era ya como bastante irrecuperable). Sea como fuere, aún asumiendo el paso atrás (que lo és y claramente) desde "Brutal youth", toda esta belleza inútil encierra un disco lo bastante amable al que lo único que en verdad se le puede echar en cara, o al menos de forma clara, es su ausencia de nervio. Muy poco del arrojo y fuerza de sus gloriosos tiempos pretéritos queda en estas composiciones... Aunque, por supuesto, lo poco que asoma suele coincidir con lo mejor del disco (no se qué me da, además, que a Bruce esto del "croonerismo sinatrero" no le acababa de convencer del todo mucho rato seguido... tampoco).
19. "When I Was Cruel" (2002). Uno de los discos más infravalorados de Elvis. Y sí, aún estando en la posición 19 (qué tratamos de quien lo hacemos, reparemos un segundo en ello de ser menester). Casi por sorpresa y sin mucho bombo aparecía tras varios años de sequía en estudio (colaboraciones al margen) éste WIWC. Regado de algunos de sus temas más abiertamente rockeros en lustros ("daddy can i turn this ?", "dissolve", "45", "tear off your own head") y algunas bonitas semi-baladas de alta consideración para contrastar ("tart" o "alibi"), lograba este disco alcanzar cotas muy mayores a las de su inmediato antecesor (tanto en su carrera como en este listado). Además, está también "my little blue window" y a pesar de algún que otro tema que, póngamos, queda algo alejado de sus grandes cimas, con ello se alcanza para cuajar al fin una colección realmente apreciable. Uno de los grandes secretos agazapados en el largo opus costellero que, seguramente, pueda sorprender a más de un@ y dos. Y para bien.
18. "Spike" (1989). Uno de los dos discos aparecidos en la etapa de colaboraciones con McCartney y el que, por supuesto, contiene la celebérrima "Veronica". Y, de nuevo, vuelve a ser una irregularidad bastante obvia la que no me permite hacer saltar a posiciones más elevadas éste disco. Aún a pesar, atención, de tener algunas piezas del calibre y octanaje de "tramp the dirt down", "deep dark truthful mirror" o (entre otras) la inicial "this town". Pero, lo dicho y redicho: tratamos sobre quien lo hacemos... Más me fastidia a mi (se lo aseguro), qué "God's comic" es una de mis canciones favoritas suyas desde ni me acuerdo. Con todo, esa segunda parte donde parece priorizarse la búsqueda de determinadas texturas por encima de cualquier otra consideración acaba por dañar un "todo" que, para mi al menos, hubiera sido "más con menos"... menos temas, se entiende (y como cuatro o cinco, además).
17. "Punch the Clock" (1983). Con todo el respeto a los TKO Horns, pero este será por siempre el "disco trompetero" de EC&A. Y el penúltimo antes de tomarse un ya casi imprescindible hiato de año sabático (por aquello de no de morirse por puro agotamiento y tal). El que para muchos siempre será el álbum de "Everyday i write the book" (uno de sus grandes zarpazos de siempre "al otro lado del charco") y para otros, como servidor, el de la maravillosa "shipbuilding" (una de las letras más incontestables y luctuosas de su carrera, con la burrada perentoria que acarrea ello) que el maestro Wyatt también supo hacer suya. En este caso, más que irregularidades lo que no me permite "ascender" el álbum a posiciones más serias es que tanto viento metálico y tanta jacaranda por montera lo que es alegrar alegra, no lo negaré, pero también (y ya lo siento pero no lo puedo evitar) me resulta por momentos una especie de reverso en modo "banda el pueblo en las Fiestas de Villaberzas de Abajo" del muy -MUY- superior y anterior "Get happy !!"... Eso sí, "the world and his wife" es a su vez el fin de fiesta total. Las cosas como son.
16. "Mighty Like a Rose" (1991). El otro con colaboraciones maccartnianas. Sin duda con una de las peores portadas, no solo suya sino de toda la historia del mundo (y con algún tema del primer segmento de disco que nunca me ha convencido mucho, ya puestos), pero también, con un equilibrio más ajustado entre highlights evidentes y joyitas (y joyazas) semi-ocultas que el más celebrado, en general, "Spike". El disco de "how to be dumb" (eso és Declan, coño, así me gustas) o esa maravilla cósmica de cierre que responde por "Couldn't Call It Unexpected No. 4" (lo ves hombre, con orquesta clásica mucho mejor... dónde vamos a parar, que está también "All grown up" por ahí en medio por si poco fuera). Casi hasta me hace cierta gracia que el tema más recordado, el surfero de bienvenida al disco, me resulte de los menos memorables a pesar de su, indiscutible, emblemática condición. Se insiste, que nadie se nos despiste con la horrenda y floripondia cover, MLAR es un trabajo muy altamente reivindicable y que, curioso o no, me aguanta mucho mejor en las querencias personales que otros con bastante mayor aceptación popular.
15. "National Ransom" (2010). El último trabajo de auténtico calado en la cronología hasta momento presente. Como si hubieran ubicado y aprendiendo a paliar todo lo que en "Secret, Profane & Sugarcane" no funcionó como debiera, Costello y Burnett (con la ayuda de algún ilustre del "americana" como el Sr. Lauderdale) se aplicaron en serio para este "National ransom". Ese zambullirse sin cuidado ni escafandra en las old roots pero, a su vez, salpicar e introducir con tino rockeos del tipo "the spell that you cast", "five small words", el tema titular, "I lost you" y alguna más, confiere una calidad al trabajo que le aleja (y mucho) de lo ofrecido en 2009 para acercarse, aunque parcialmente sea, a lo tan cojonástico que se logró en aquel "delivery man" de unos añitos antes... Para todo lo demás: "Dr. Watson i presume" y "Church underground". Que les tosa quien se atreva (que ya iremos a llevarle bombones al hospital).
14. "The Juliet Letters" (1993). Parada insaltable de cualquier amante de los melismas y vibratos costelleros que, por muy obvias razones, brillan aquí a un nivel casi inabordable. Junto a "North" la prueba más sangrante y evidente que al timbre y arte de nuestro ídolo le sientan mejor los cuartetos de cuerda (literalmente para el caso, merced a The Brodsky Quartet) y/o la casi desnudez instrumental, que otros "palos" anteriormente descritos. Sería fácil buscarse ahora un antropólogo de guardia para que nos explique como, según una serie de vericuetos epistemológicos del copón, Declan lleva todo eso en la sangre desde los tiempos de Dickens -sino antes con Don William-, de una manera que excede por mucho sus intrusiones y logros americanos. De cualquier manera, esta obra de arte que también es disco, sigue perdurando gracias a un sindiós de músicos e intérpretes del mundo entero que siguen recreándolo año tras año. Irrepetible, en defintiva, y una de las muestras más contundentes de porque este señor se sienta en la mesa de los más grandes de siempre. El último en la historia hasta hoy que puede hacerlo, del brazo con su amigo de Pomona, en realidad.
13. "The River in Reverse" (2006). El mejor disco de colaboración con quien sea firmando desde la portada (aún a pesar del milagro que precede -cuya clásica premisa de base aleja a muchos, por desgracia-) , dejando a Attractions e Imposters al margen. Y tenía que ser con el Maestro Toissant, of course. Sintetizó a la perfección los activos y posiblidades que el registro costellero le ofrecía el mito de Louisiana, y de esa mixtura salió un disco que todo melómano de bien debiera tener en botín. Se reserva el de N.O. alguna pieza concreta como singer, pero el resto las ataca Costello con una sobradez y solvencia a prueba de todo. De hecho algunas de ellas pasarán a ser moneda corriente en casi todos los sets que el gafotas ha acometido desde entonces. Y no quería destacar nada de forma ex profesa, esto es todo un señor ejemplo de homogeneidad que (aquí sí) fluye además tanto por partes como globalmente, pero de verdad que la ausencia en discotecas privadas de ese díptico de despedida, con "wonder woman" y "six-fingered man", de cualquier "vanático" (sito en este planeta y que se precie un mínimo) resulta del todo inexcusable.
12. "The Delivery Man" (2004). Aunque no la acabó de rematar por todo lo alto, la primera década neomilenaria de Costello es algo que, y pienso ya hay sobrada perspectiva, se antoja como bastante incontestable. De hecho, pienso que de entre esos "grandes" anteriormente referidos (de los todavía en activo o sencillamente vivos, se sobreentiende) fue el que estuvo más claramente en forma e inspirado en dicho decenio. En cualquier caso su "delivery man" es, y quede claro desde ya, su gran disco de "sonido americano" (para ubicar torpe pero también rápidamente). Con íconos como las sras. Williams y Harris colaborando (sin olvidarnos de la steel de Mr. McFee), un tracklist de puro diamante y, ojo, la alegría derivada de una nueva montura para sus desventuras (aquí es donde los Attractions pasan a ser los Imposters, apareciendo ya el Cracker Davey Faragher como flamante nuevo bajista), TDM es uno de los mejores álbumes de su década lo mismo que de quien, en última instancia, lo firma. Así de molante y tajante es la cosa... Pasa que nos acercamos ya al top-10 del artista y ahí, ni qué decir, hay puras hostias de concurso y como panes para entrar. (Pd. No sería muy honesto si no destaco, ni que sea por la gatera y a traición, "country darkness" y "bedlam"... que no son de este puto planeta y punto).
11. "Armed Forces" (1979). "Hostias, se ha dejado el de los elefantes fuera del top ten. A la cárcel cyon él"... De acuerdo, se ve venir de lejos y se asume sin problema. Pasa que, al igual que ocurre con el anterior del listado, existe eso del "por algún lado hay que cortar"... Excusa que quizá suene algo barata o vacía (o chorras, por qué no), se sigue admitiendo y habida cuenta de que nos enfrentamos a "Oliver's army", los "accidents will happen", la "green shirt" o, entre otras desde algunas ediciones del álbum, hasta al famoso cover de Lowe con aquello del "PL&U". Pero excusa que, en definitiva, no deja de ser también realidad en las cuentas propias. Claro qué es un discazo (estamos en sus "años dorados" de aceptación crítica/público), por lo que no me paro ni medio segundo a comentar algo tan obvio. Pero, por unas u otras razones, los diez que seguirán me parecen albergar una mayor compensación general desde sus respectivas colecciones de canciones, y aún sin (en algunos casos) alcanzar unos picos concretos tan sonados y rotundos (y legendarios ya a estas alturas) como los de "Armed forces"... Qué sí, qué también es una masterpiece de aquí te espero... De hecho, no se qué narices hago excusándome: fue el primer vinilo suyo que me agencié, tiempo ha, y me deje un dineral en un 1st Ed. UK que no hubo ni hay puto derecho.
10. "Momofuku" (2008). Pues sí. Se coló en el top-10. Y sin duda no faltarán comensales que arrugarán ceños por incluir en tan selecto reducto a "Momofuku"... Más dejando fuera del mismo el que precede. "Momofuku", por supuesto, tiene una portada tirando a espantosa y una explicación (y motivación para la misma) aún peor... Por no hablar que no hay "olivers" ni "accidents" -etc- en su interior. Lo que sí tiene, miren, es un tracklist que, con alguna muy puntual excepción (básicamente la pseudo-bossanova "Harry worth" que me parece que no va a ningún sitio y, muy parcialmente, la inicial "no hiding place" por esos "nanas" por ahí en medio, que me abaratan un bastante una pieza por lo demás magnífica), resulta completamente incontestable. El mejor disco en estas vestimentas, que son las más cercanas a un pop-rock estándar suyo por otro lado, desde la juventud brutal y con sobrada contundencia. Puros trallazos como "american gangster time", "Stella hurt" y "go away", conviven con lindeces como "flutter and wow" o la preciosérrima "my three sons" y con total naturalidad. Además el colchón de temas restante es tan variado como notable... De hecho la gema definitiva del lote me reside a mi en uno de estos temas en que, quizá, no se repare de primeras..."Pardon me, Madam, my name is Eve"... Pura crema costellera, donde rabia y miel se funden en uno como en ninguna otra parte y me recuerdan de nuevo, por enésima, una de las mejores formas (sino la mejor) que jamás he leído o escuchado describiendo el proceder y estilo del músico: "un frasco de veneno escondido en un guante de terciopelo". Tal cual.
9. "Blood & Chocolate" (1986). Muy pocos músicos, aún a estos niveles, han logrado clavar dos álbumes tan magníficos y a la vez diferentes en una misma temporada. Ese 86 desdoblaba a nuestro prota entre las mandolinas y violines folk del rey yanqui y el retorno a lo grande a sus modos más poperos y/o estándar (abandonados desde el domitorio imperial del 82). En esto segundo nos quedamos para B&Ch, por supuesto. Bastante más que mero acompañamiento, en su conjunto, para la excelsa "I want you"... Sobre la que, a qué engañarse, resulta imposible no detenerse un momento. Estamos ante una pieza maestra de la historia del rock, y muy burra además, con esta rabia interior creciente de un tipo que no entiende porque su pareja necesita ir a hablar con su anterior relación de nada, para irse cabreando y pudriendo por dentro cada vez más. Ese sentimiento se va reflejando en una agonía siempre a más (que és menos) desde la interpretación y desde lo musical alcanzado, mediante un metalenguaje muy extraño (con parangón ubicable únicamente en la fiebre de la "heroin" de Reed), cotas de pura asfixia... No es de extrañar en absoluto que alguien con el fuste de Michael Winterbottom desarrollará, años después, un largometraje a partir de ella (que más allá de lo que digan las lyrics, la intención es -o debiera- algo vital y, qué duda cabe y guste más o menos, muy poca gente canta/interpreta con la intención de Costello). Por lo demás B&Ch dispensa pildorazos del calibre "I hope you'r happy now" y "next time round", le lanza un guiño al futuro "delivery man" con la inicial "uncomplicated" y, entre una colección de gemas poperas, hasta oferta con "Tokyo storm warning" una de sus canciones más largas de siempre con esta curiosa vampirización beatlelera y un Steve Nieve sosteniendo el tema con una maestría que no por recurrente debe dejar de aplaudirse jamás. Si se considera, finalmente, que se vuelve a contar con el maestro Lowe a los mandos, la cosa cae sola y de maduro.
8. "This Year's Model" (1978). El disco que casi todo el mundo tiene en casa (ni que sea por ademán completista las veces) , el de la portada más famosa y (entre otras, como ser el primero con los Attractions -por ej. y casi nada-) ser el infalible suyo en todas las verbenas del tipo "los X mejores discos de rock de la vida" habidas y por haber. Cabe comprensión, así de entrada, con eso último. Es sin duda el más "deudor de su época" ya que, en efecto y a pesar del innegociable mimo para con las melodías, el trote borbotónico e incompasivo de sus nuevos socios dan un poso punkie innegable al álbum. Curiosamente, en lo personal, es junto a "Armed forces" el menos perfecto de entre su imprescindible sexteto de arranque de carrera con material original (cámaras y elefantes "sólo" son dieces entre puros onces, para quien suscribe). A partir de ahí, qué narices explicar a estas alturas de las "pump it up", "Chelsea" y demás... Y es que quizá, se admite, sea un tópico ya la alta consideración que la crítica (e historiadores del medio varios) le otorgan sin falta. Cierto ello. Pero de la misma forma, ¿acaso deja abierta otra opción el puñetero disco?. Sólo, y como ya he hecho, la de perdernos un rato en chorradas subjetivas (y absolutamente gratuitas) de a duro tres docenas... Ahí reside la fuerza de lo verdaderamente incontestable, quieras que no.
7. "North" (2003). La pleitesía plena que rindo a este disco debiera ayudar a entender mejor esas "leches" que le endilgo, aún inmerecidamete si se quiere, al último editado hasta hoy... Su menos que es más llevado al paroxismo sonoro. El "disco recompensa" definitivo para los fans enamorados del cantante por timbre y capacidad interpretativa. Desde unos valores clásicos evidentes (Deutsche Grammophon presta la pegatina, por si alguien alberga dudas) y con una inercia muy mínima en lo instrumental, la expresividad del entonar costelero se dispara a unos niveles de emoción casi inabarcables. No es sólo el trabajo que todo fan de Waits debe tener perentoriamente, además (que va mucho más allá la cosa), también es un álbum que le da la bienvenida al otoño (el suyo) con una autoconsciencia bien entendida que exuda madurez, sin lamentos fatuos ni emociones enlatadas. Qué nadie se nos despiste desde ya los meros títulos de algunas pistas. Es un disco donde las letras son claras protagonistas, obvio, pero se desarrollan éstas desde una perspectiva de asimilación, de dejarse ya de estupideces y explicar las cosas como son/fueron. Sin medianías ni dobleces... Y para poder seguir desde ahí en la mayor plenitud posible (pues ese és el remanente final e impagable de "North", no el de recogerse a llorar en esquina alguna). Uno de sus discos más escuchados desde ya un significante tiempo a esta parte por mis partes (sospechando tan queda como firmemente a la par que ello irá a más con el pasar del tiempo) y un prodigio en estilo y "economía de medios" en pos de la pura emoción, que funde elegancia y veracidad a niveles prácticamente inasumibles. I'm in the Mood again...O still, si se prefiere y claro qué sí.
6. "Brutal Youth" (1994). Tras marcharse el ángel de "north" con un último suspiro, volvemos a la tierra para enfrentarnos a la gran e inesquivable referencia pop-rockera del Elvis Costello noventero. Y, desde luego (vaya de primeras), ésta juventú brutal tiene más que bien merecida su tan alta aparición en este listado. Esto suelo explicarlo siempre igual... y hoy no será una excepción. Si cogemos al "Costello-estándar" ya anteriormente apuntado, el que ofrece esa mixtura-tipo recurrente (y personal) en su acepción del pop-rock con la que más se le suele ubicar en muchos lugares, nos encontramos que, en justicia y propiedad, empieza ello en el 86 y con B&Ch. Desde ahí: "spike", "rose", "beauty", "momofuku" y, por supuesto, "look now", serían los otros que más clara y evidentemente se encajan de forma natural en la descripción. Bien, el que falta en la relación, su brutal youth del 94, es muy claramente su mejor disco en dichas vestiduras. Por supuesto, y por pura lógica al enfrentarnos a un tracklist que alcanza hasta quince estaciones y con tanta variedad de palos, no todas son la maravilla definitiva. Paticularmente, desde hace algún tiempo y siendo buenas canciones cogidas por separado, la inicial y vivaracha "Pony St." me desmerece un algo de las otras tonadas más movidas del lote, igual que la tan melosa "you tripped at every step" se me antoja pelín innecesaria cuando, además, ya has pagado de sobras tu cuota "she" antes y mejor con la maravillosa y exageradamente superior "this is hell". De haberme quitado este par, en cualquier caso, más de un sudor de preocupación y mirada furtiva hacía atrás se hubiera dado desde ese top-5 que en seguida pasamos a abarcar... Porque, sin entrar en la colección de hits -potenciales y/o de facto- aquí vertidos, ese rush final con esas cuatro pistas (horse/glad/rage/hour) es uno de mis momentos favoritos en la carrera toda del popular alter del Mr. Declan. O de cualquiera. Y tal cual se lo escribo.
5. "Imperial Bedroom" (1982). El gran disco de pop clásico británico de Costello y cia. Se suele apostillar, lo primero si no antes, que la producción del legendario (y hace unos pocos meses fallecido) Geoff Emerick es o fue absolutamente capital aquí... Y sí que es verdad ello. Pero también, en parte, recrea de alguna manera algo afín al jovenzuelo que, jugando con mayores, se sabe de repente una pregunta del trivial y se viene arriba relamiéndose con ese acierto esporádico... IB es más que eso, no se limita a mero patio de recreo a disponer por parte de un productor musical indebatiblemente genial (que también estuvo Emerick en la "useless beauty" del 96 y, definitivamente, aunque apreciable de forma puntual no quedó tan bien la cosa ni de lejos). El productor de los Fab se deja notar y mucho, sí, pero son las composiciones (tan dispares y con tanta calidad) de nuestro bardo las que rigen aquí en primer órden. Qué nadie se engañe. Con unos ecos que, particularmente, me suelen rememorar más peajes a los Kinks que a los propios Beatles (esos giros hacia el pop de cámara, los temas abordados, el uso de determinada instrumentación, las propias letras...), la colección de canciones se abre en tantas direcciones distintas que uno al final no sabe cuantos discos hay metidos ahí dentro. De hecho, esa amalgama entre lo tan ornamentado de determinados momentos y la desnudez de otros conviviendo en maquiavélico equilibrio, configura uno de los grandes logros y casi inexplicable vigencia del álbum. No me enredo mucho, para terminar, con lo que pienso sobre eso que algunos señalan con la última y reciente referencia de estudio al que hacen (con un par o tres de lo suyo) acreedor de alcanzar la sinonímia con este irrepetible disco... Porque hay para cabrearse y partirse la caja a la vez hasta la pura implotación, mayormente. En cualquier caso, el disco de "Man out of time"... a qué añadir nada más. Bueno, sí, que el "disco bonus" de la consabida reedición digital es de los mejores (y más necesarios) en este caso.
4. "King of America" (1986). Una de las cosas más interesantes y satisfactorias del fundamental KoA es que se ha acabado por ganar esa corona de forma tan natural como evidente con el pasar de los tiempos. Y es que estamos, en efecto y sin duda, ante el gran álbum folk de Elvis Costello. Quizá si el mascaron de proa, a fin de presentar el disco, no hubiera sido su famosa cover del "Don't let me be misunderstood" (que está bien, claro, pero no se significa apenas con el resto del disco) la cosa se hubiera aceptado algo mejor en su momento (hoy el "rey yanqui" goza de su más que obvia condición de "clásico", pero ha requerido de cierta exégesis el tema y seguramente fruto del desconcierto que derivó de lo explicado en el paréntesis anterior). Fuere como fuera, y al revés también, tenemos aquí enclaustradas, entre mandolinas y violines y para los restos, varias de las canciones más hermosas jamás registradas por Costello (y algunas bastantes inéditas en las compilaciones más conocidas del artista, atención con esto). Sin más, la inicial y bastante popular "brilliant mistake" se revela como mi arranque de disco favorito suyo de siempre y aún por emblemáticas sean "no action", los "accidents" y sin olvidarnos del tan querido "clubland". En adelante,-pues esa canción SÍ marca tono y cadencia para con el resto de forma muy directa-, van cayendo las "our little angel", "little palaces", "indoor fireworks", "Jack of all parades", "poisoned rose", "suit of lights", "i'll wear it proudly" y demás, sin obviar para nada los parajes más vivarachos con (entre otras) "lovable" o "glitter gulch". Se nota, muy claramente además, que venía Elvis con ganas de incorporar cierta instrumentación al estuche propio tras su aventura como productor de los indispensables Pogues (en su mejor momento y para más inri) y, para resumir, no veo cómo le podría haber salido mejor la cosa, la verdad. Imprescindible de los de pasar lista.
3. "Get Happy!!" (1980). Si señalar un top-5 o 10 (aún por chocarrero y gratuito sea, que lo és) de alguien con tanta obra, tan admirado y seguido, se me antoja complicado de todos los apéndices conocidos juntos, ceñirlo a 3 ya me resulta como, directamente, jugárselo uno sólo a la ruleta rusa...Esto és: "éxito garantizado". Además, como los dos favoritos en el caso nos ocupa son los mismos desde siempre, encontrar el famoso "tercero en discordia" es casi un salto de fe al vacío por la parte que me tocas. Pero no... Está claro (coñio -con perdón por el exabrupto pero es que así me reafirmo y tal-), claro qué sí: el cojonástico "Get happy !!" debe pisar podio al fin. El viejo pandemonio soulero en clave punk (y si le damos la vuelta a los conceptos también cuela sin mucho problema) que tanto se quiero y al que tanto se acude en casa. Además está esa avanzadilla al futuro regente antes apuntado con la deliciosa "New Amsterdam" (realizada sin los Attractions por Elvis en un rato que se aburría) que si bien, pareciera al incauto, pudiera no pegar ni con cola en el lote (más tras lo señalado con aquella conocida versión, y con lo que con ella ocurrió, sita en el otro y futuro disco) se abraza aquí sin problema... Un tema pop en un disco folk es una estridencia, un tema folk en uno pop se somatiza sin problema, faltaría (que ahí reside una de las mayores "grandezas poperas" en realidad). El resto no admite fisura ni discusión. Nos sirve lo mismo para descubrir como hubiera sido el estreno con los Attractions que como bacanal completamente desbocada y que, por inmediata causa-efecto, convierte "model" y "forces" en discos casi pacatos al comparar. Sí, el disco más soul de Costello es también el más punkie. Me gusta eso. Y además se termina con "Riot act" (si se empieza por el lado que a priori toca, que eso es todo una aventura en según que ediciones del disco) que es formidable y que, en efecto, nos enseña que Declan ya sabía hacer "estas cosas" antes que cualquier productor, sea cual fuere, se cruzara en su camino. Agotador en la mejor acepción posible de término y para siempre el cojonérrimo "Get happy !!".
2. "My Aim Is True" (1977). 24 horas de alquiler de estudio y apenas 2000 libras (de las de antes, eso sí) es todo lo que necesitaron Costello y Lowe, con la ayuda de unos pocos músicos en estudio que a posteriori -y de forma más anecdótica que otra cosa para lo que aquí nos importa- mutarían en esos The News que acompañaban a Huey, para empezar a fraguar una obra y leyenda rocanrolera de las que se cuentan con bien pocos dedos. La versión en bruto del primerísimo Costello, a base rockabillismos y blueseos por doquier salpicados ya de las trazas melódicas que definiran al artista en adelante. Siempre me ha resultado éste disco, y que los Attractions y sobretodo el maestro Nieve me perdonen, una oportunidad realmente única de tener a Elvis en un estado energético tan crudo como único (por la edad, bien fácil resulta de entender) y fuera del sonido tipo que incorporarán los Attractions. Banda ésta que no es que se aprecie en la casa... es que se adora, sin más. Pero, pura lógica y sin entrar en las atribuciones de los dos Thomas, un talento tan inabarcable como el que se agazapa (y se sigue agazapando) tras esos teclados debe perentoriamente fiscalizar un algo el sonido.... Imposible que no sea así. En cualquier caso, lo que aquí se consiguió desde las grutas de Stiff Records es algo que sigue ofreciendo, aún hoy, cierta sombra al largo opus del músico (que intente irse de algún sitio sin tocar "Alison", si se atreve). Las predilectas, en esta ocasión, son "miracle man", "no dancing"...Bueno, son TODAS, qué narices. Pero, eso sí, en esta colección reside por siempre uno de los temas que, ya desde la primera y tan lejana escucha, me dejo bien diáfano que había dado con un genio realmente único. De los de quedarse al lado suyo por siempre, como waiting for the end of the world...
1. "Trust" (1981). A ver... Nací a finales de 1975 y llevo escuchando discos de todas las épocas del rock desde que me alcanzan los primeros recuerdos. Mis álbumes favoritos de la historia son "Marquee moon", "London Calling", el "Live at the Harlem Sq. Club", "New York" y éste. Mis canciones predilectas en el mismo periplo son "You tore me down" de los Groovies, "Last great american whale" de Reed y, amén de cualquier cosa que cante Sam Cooke, el "Watch your step" de Elvis Costello aquí ubicable... Desde dichas premisas: ¿queda algo por aclarar?. Busquen por internet, que si uds están agotad@s leyendo esta entrada imagínense yo que la estoy escribiendo, y deléitense si gustan con lo de que fue el primer disco con orquesta, o con que el tema antes apuntado al igual que "New lace sleeves" los tenía el canalla ya escritos de varios años antes... Para mi, al final, lo que sucede con "Trust" (que esto, obviamente, ha sido motivo de introspección personal en busca de respuestas en incontables ocasiones) es que todas, absolutamente todas, las mejores cosas que tiene la carrera de este descomunal músico se hacen su hueco, de forma más o menos evidente, en él. Que no se compren antologías, ni best of, ni greatest hits y/o similares los que pretendan entrar en el mundo de este otro genio de Liverpool... Cómprense "Trust". Y sigan desde ahí. Y no me rechisten... don't say a word, don't say anything.

























