Y eso que habían varias opciones para la siguiente entrada musical de la cochambra... Está lo del flamante y rutilante nuevo Eels (buena nota en las primeras escuchas para el barbudo favorito del espacio), también quería tratar un poco lo de la separación de los muy honorables The Soundtrack of our Lives que me he enterado con medio año de paso de retraso -si es que estoy a la última, vaya- y me parece una notícia funesta (los tesoros a encontrar en la discografía de los suecos, y de los anteriores Union Carbide Productions de los que emergieran ya puestos, es un legado a guardar bajo llave forever) o incluso, y entre otras, celebrar el veinticinco aniversario de uno de los discos fetiche como és el para mí básico "If I should fall from grace with god" de los Pogues. Sin embargo, he optado por una de esas incontables causas pendientes que tengo para con el espacio: los megacojonudos Galaxie 500. Cinco años escasos de carrera (más o menos el segundo lustro ochentero para contextualizar rápido), tres discos más que recomendables y, cómo no, un reconocimiento general en las antípodas de lo que a mi parecer (o sin mi parecer también, sin más y tal como cuelga para este caso me atrevo a afirmar) merecen.

Descubrí tarde a esta formación y de hecho fue através de Luna, la banda de Wareham tras los G500, y su -para mí demasiado meloso- disco "Tha days of our nights" de 1999. Y aprovecho ahora para dar por recomendados la tripleta inicial de discos luneros ("Lunapark", "Bewitched" y "Penthouse") como la más que digna continuación del legado de la banda madre que son (después no es que se vuelvan malos precisamente, de hecho su penúltima referencia -"Romantica"/2002- es igualmente recomendable, pero si pelín más irregulares ). Galaxie 500 es la aventura de tres compañeros de estudios (el mentado Wareham como cantante, guitarrista y lider, su compinche Damon Krukowski a las baquetas y la bajista Naomi Yang para cerrar el círculo) obsesionados con la VU -especialmente en su vertiente más melódica, pero sin descuidar necesarios y jocosos ataques eléctricos de vez en cuando- hasta límites enfermizos y basta escuchar buena parte de cualquiera de su básico y glorioso hat-trick de estudio como prueba de ello. Y como también les ocurrió en aquellos "ending 80's" a sus vecinos bostonianos pixieros, por ejemplo rápido de tantos posibles a extraer de aquellos años, se comieron un poco bastante los mocos en vida (bueno, de hecho bastante más a decir verdad comparando con los de Fatty -que en UK aún, pero en USA los Galaxie no se comían un torrao-) para ser reivindicados en años ulteriores como el grupazo insaltable que son/fueron. Y sin más a por su tan exigua en número como inabarcable en alegrías discografía:

1. "TODAY", 1988. Si vale. Por supuesto. "Oblivious" y "tugboat", vaya par de temazos por los clavos del que te dije. Pero todo el embutido que va entre la etérea candidez de "flowers" y "King of Spain" és cosa muy muy fina. Majestuosas "pictures", "it's getting late" o "temperature's rising" , claro qué sí, pero particularmente siempre me quedaré con esa adictiva "instrumental" y especialmente con el díptico incontestable formado por "parking lot" (más redonda que el sol la muy puta) y la revisión del maestro Richman en "don't let our youth go to waste" (esas guitarrasas del final... bombástico al cubo !).

2. "ON FIRE", 1989. Recurrentemente recordado como su gran "masterpiece" y posiblemente uno de los discos de pop melódico más hermosos que existen a pesar, o precisamente, por la tristeza (involuntaria o no) que a veces irradia. Algo así com un "Pet sounds" filtrado de cabo a rabo por la ilustre e inolvidable banana warholliana. En última instancia me quedo siempre con el anterior "Today" como mi favorito del combo pero, sin duda, "On fire" tiene ese angel propio que parece solo acompañar a las grandes obras. La tripleta inicial "blue thunder", "tell me" y "snowstorm" marcan el tono que tan ubicable y diferenciable le hace, pero el "despertar" con la emblemática guitarra de "strange" y la bastante "joydivisionera" (serio acreedor al adjetivo más chorras que escucharás este año -no lo olviden en las listas de fin de año-) "leave the planet" son mis momentos por siempre del disco. Todo ello, ojo, sin mentar la meritoria versión de Harrison y su clásico "Isn't it a pity".

3. "THIS IS OUR MUSIC", 1990. Que es una manera de cerrar el chiringuito irreprochable. Y aunque, lo admito, para mí siempre rallará un algo por debajo de sus dos ilustres predecedores no deja de ser también excelente. Porque es un "rallar por debajo" de los que no computan realmente, de esos puntillistas/puñeteros y-sobretodo- innecesarios (a colación del nivelazo que se viene tratando), de esos del tipo "pos para mí el Abbey no es tan tan brutal como el Blanco ", por ejemplo. Las guitarras impagables del final de "melt away", el inicio con "4th of july" y su inmediata continuación, la celestial "hearing voices", las trompetas del final de "King of Spain, pt2", o (faltaría) la tremenda "summertime" -para mí la canción del disco- se defienden solas.
En cualquier caso, lo ya sugerido, hacerse con los tres y (a sabiendas que es una banda poco dada a "inmediaciones" -lo suyo es la derrota en el fuego lento por puro, duro y arrebatador talento-) a excavar por siempre y sin contemplaciones en el sindios de momentos que hacen de esta formación algo absolutamente memorable.