¿Saben ese mueble esquinero que, por alguna razón, siempre ha estado en casa materna desde que uno tiene recuerdo soportando impasible el continuo desfilar de años, lustros y décadas?... Y es curioso porque, es de buen suponer, todo o poco menos habrá cambiado alrededor desde la bisoñez propia pero, mira, el muy cabrón se las ha apañado para seguir ahí donde todos sus decorativos/funcionales compañeros han acabado cayendo (sea en el olvido o literalmente). Pues atendiendo a eso, y haciendo un rápido ejercicio de extrapolación garrafera, les explico ahora que si dicho mueble fuera un disco en el piso que me viera crecer y que todavía habita mi señora madre, sería ello sin margen a duda existente el puñetero "24 Carat Purple". Tal cual.
La importancia de Deep Purple en la historia rockera es algo tan inabarcable que mejor ni arrancarse con ello de lo puro obvio (nos ha jodido). Sin embargo, aunque la "batallita" habitual al recordar "la primera vez" con DP suele girar sobre lo mucho que impactó, a quien toque, "Machine head", "In rock" o/y el puñetero doble live japonés (con dichos tótems como ejemplos recurrentes de los varios posibles, claro), servidor se enganchó y mucho a esta banda por culpa del artefacto que hoy vengo a referir... "24CP", que es básicamente el "best of" (el primero de los cuarenta millones que debe tener la formación) de EMI editado en 1975 (que lo hicieron aposta para que coincidiera con el año en que me parieron, indiscutible ello) con quienes ya habían firmado "Stormbringer" el año anterior y el pelín -para mi, al menos- ninguneado "Come taste the band" para la misma temporada. Esto és: EMI metiendo mano a la etapa Warner, la más sagrada del legendario combo (70-73) y con su alineación más mentada y recordada de siempre... Fácil suponer, finalmente, que en claro ejercicio de reflotar el buque en ventas y de cara a inminentes "tourismos"/conciertos varios (que al salir esto ya no están Blackmore ni Gillian, y hasta a Glover lo tenemos de excedencia).
El tracklist del álbum en cuestión es un escándalo. Pura historia rocanrolera cada maldita piedra del camino. Y aunque siendo ésta la primera vez que escribo (en exclusiva, sin formar parte de otro posteo y como de pasada/referencia) sobre Blackmore, Lord y cia en el espacio lo suyo, probablemente, hubiera sido empezar con alguna de sus masterpieces habituales, al repasar dicho listado de canciones se me pasan todas la tonterías y tontunas juntas y a la vez... "Speed king" de In Rock, "Strange kind of woman" y "Fireball" del disco de mismo título que la segunda, "Never before" del Machine Head, "Woman from Tokyo" de Who Do We Think We Are, rematando con la visita al Made in Japan para "Smoke on the water" y "Child in time" y el outtake (en primicia primiciosa mundial) del mismo sarao que no deja de ser la -por otro lado- no menos icónica "Black night". En resumen (es lo bueno que tiene tratar algo tan putámico y vox populi... a qué más vueltas): imparable colección de dardos que alimentaron mi niñez-adolescencia de forma continua y siempre más que bienvenida. Y es por todo ello, al fin, que aunque ya corrían por casa varios de los discos clásicos más reconocidos de la formación, -recuerdo aquí que tengo un hermano trece años mayor-, en su inocente y cándida edad del pavo servidor de uds se quedó prendado para siempre de esta dorada y eternamente ajada portada del vinilo que hoy recuerdo... Y que reencontré hace menos de un par de semanas en visita al nido materno, encima un armario y mientras trataba de encontrar otro disco que, por supuesto, no encontré... Y ahí lo deje de nuevo al "Carat Purple" de marras, cómo no, que esa es su casa. Siempre lo ha sido. Como el mueble-columna esquinero del teléfono. Y estuvo bien la cosa: nos saludamos como los viejos amigos que somos, le dije que ahora tenía una hija de casi cuatro años y se alegró mucho, y quedamos en llamarnos para ponernos al día... Después, al rato, caí en la cuenta de mi descortesía al no preguntarle a su vez por sus ocho hijos... Pero, qué cojones, tampoco es que trascienda mucho ello, la verdad... Y es que ya se como están y estarán: Gigantes, como siempre.

