Lo del nuevo disco de The Cure (que se ve qué ya sí/ qué de verdad/ qué se lo prometo a todos que sale éste año -etc.-) ya empieza a parecer el cuento de la lechera, el del pastorcillo con el lobo y hasta el de la rata que barría su escalera. Todos juntos, revueltos y llevados casi al mismo absurdo, como pertoca a todo elemento netamente "choteable" que se precie. Particularmente, ni qué decir, me importa bien poco lo que se diga u escriba al respective, mientras se concrete al fin el asunto. Que somos muy de Robert Smith en esta casa, en definitiva. Además, a mi los dos últimos (tan atizados y denostados) ya me ofrecieron una fuente de sincero disfrute (de hecho tienen su propia "reivindiscación" pretérita en este lugar).
The Cure tienen, por supuesto, el añadido de ser "una de esas bandas". Como, por ejemplo, ocurre con los Police, REM, Queen o hasta los aquí eternamente odiados (y perdón a todo melómano de verdad que por aquí se pase) "yutú", tienen un ramillete de hits cuya popularidad masiva les hace accesibles para un crisol de incontables seguidores. Y seguidores que van desde el enfermo que no sale a la calle a la luz del día para sacar lustre al busto de bronce de Mr. Smith compulsivamente, hasta el cabestro que solo tiene el "best of" de turno desde el año el anacardo pero que, eso sí, no se pierde ninguno de sus interminables bolos cuando pasan por su ciudad y por ende, así por la curra, se autolegitima como erudito en ciernes. Y todo lo que en medio pille, ni que decir. Especialmente dañino, eso sí, me resulta el "fan añejo" que ningunea, relativiza y/o hasta desprecia toda su obra desde el segundo lustro de los ochenta y ya para siempre... Pero eso es un debate quizá demasiado largo y toca, al fin, responder al título de la entrada.Principios de los 90, tras la gira agotadora del célebre "Disintegration", que hizo plena justicia a su nombre (dejando a la banda hecha unos zorros a nivel humano en el seno de la misma), toca entrar a grabar su, ya de entrada, complicada continuación... És lo que tienen las ventas multiplatino inesperadas -el anterior había ido muy bien, si, pero el disco de "Pictures of you" fue mucho más allá-, partiendo de algo poco avezado al consumo masivo desde los muchos y distintos "apriorismos". A esas alturas, ni qué decir, sus fans más, póngamos, "cerrados" de otrora ya les miran con recelo mientras, en la otra esquina del ring, el "gran público" quiere -y exige- más "lullabies" y "just like heavens"... Y, así explicado, la verdad es que la dinámica y elección de los temas en "Wish" se deduce ipso facto. Quisieron contentar a todo el mundo sin dejar de ser "ellos mismos" (o "él mismo", si prefieren que, seguramente, sea más correcto) y, sinceramente, siempre pensaré que lo logró/lograron con holgura sobrada y solvencia plena. Da igual que "los amigos del allmusic" le pongan dos estrellitas, da igual lo que los antiguos fans cascarrabias -o meramente tocacojones- que se plantaron en 17" o Pornography quieran o pretendan aludir... "Wish" es un discazo. Sin más.
Deudor, sin duda y si se quiere (y qué importa ello a poco se analice, dada la envergadura de los temas), de sus singles estrella "high", "a letter to Elise" y, especialmente, "friday, i'm in love". Pero, igualmente, poseedor de una retahíla de esquinas oscuras prestas a brillar de improvisto, de grandilocuentes y emblemáticos acordes (cuyo obviar solo sirve para evidenciar -otra vez más- el nivel del que venimos tratando), y/o también, de una variedad que se escapa del autohomenaje para atreverse a explorar grandes territorios (expansivos como nunca pero sonando todavía, como procede, como alguien "meciéndose con un abrigo empapado al borde de un acantilado"). Los solo en primera apariencia lánguidos lamentos de "apart", la superior "trust", o mi favorita en este apartado, "to wish impossible things" ya defienden por si solos la reivindicación profesa de esta colección de canciones. Tal cual. Pero es que además están esos estupendos topes para libros, densos para bien y poderosos sin discusión, que responden por los obvios "open" y "end", cada uno con su respectiva entrada para los restos (para incontables formaciones uno de los mayores momentos de esplendor cualquiera de estos dos temas, diáfano ello). También dan pábulo, por qué no, a los que aplaudieron momentos verbeneros anteriores como "why i can't be you ?" y similares con la saltarina "wendy time", mientras se dispensan dos auténticos temazos como "from the edge of the deep green sea" y "doing the unstuck" (junto al single "high" y las "impossible things" los momentos de huevada cruzada absolutos del lote para quien suscribe). Aunque, eso si, seguramente sea en la maraña eléctrica de "cut" donde más y mejor se evidencia lo enorme de una música (Simon Gallup, déjemonos de leches y aprovecho, es uno de los mejores bajistas de la historia rockera y le pese a quien lo haga) que, en definitiva, vuela y volará siempre mucho más alto -y en más direcciones- que la de cualquiera de sus compañeros de promoción post-punkie. Para todo lo demás ahí están por supuesto sus cojonudos, famosos y emblemáticos singles. Pero eso sí (ya para cerrar), no olvides jamás que si alguien trata alguna vez de ningunearte, aún en lo más mínimo, éste pedazo de álbum encontrarás siempre la mejor y más definitiva de las respuestas,-para el tarugo infractor-, en la propia y fantástica rodaja que hoy nos ha ocupado el espacio: you wish impossible things... Tal cual.
