AIMEE MANN - "Queens of the Summer Hotel" (2021)

Desde que empezara su carrera en solitario, por allá mediados del primer lustro de la última década del pasado siglo, la ex-cantante de 'Till Tuesday no ha hecho nada que baje del notable. Ni se molesten en buscar algún disco regular o que, meramente, "esté bien"... No existe tal cosa. La poca repercusión, generalizando al menos, de este todavía relativamente reciente "Queens of the Summer Hotel", editado en noviembre del pasado 2021, sólo se explica de una manera: a lo bueno se acostumbra todo cristo rápido. Justo o no, a Aimee se le exige desde siempre una excelencia, en gusto y forma, adherida porqué sí a la firma y, vaya por dios, nunca -recalco, NUNCA- falla. Puede que en algún disco, en alguna producción, se le haya ido la mano con su reverso más "convencional" de manera puntual, pero al final y más pronto que tarde, siempre -y recalco de nuevo, SIEMPRE- acude al rescate la pequeña pieza de cámara que te destroza y derrota sin siquiera parecer esforzarse en modo alguno. Tiene ese triunfo de forma vitalicia con el que va armada y sabe usarlo, y muy bien en verdad, a la mínima te descuides.

Sea como fuere, este décimo disco de estudio de la Mann (cosa muy matizable por el asunto soundtracks en su caso) y tras cuatro años desde el anterior "Mental Illness" (que todavía no me he recuperado del "goose snow" del todo, so puñetera), es otra colección de pomadas y gasas infalibles para según que estados de ánimo. Tiene una cualidad desde siempre esta señora, y a sus sesenta y pocos no parece que pueda cambiar ya mucho la cosa, para sonar sumamente frágil pero sin caer nunca el sobreafectismo. Una delicadeza evidente, que emociona pero que jamás se rinde a lo melifluo ni a lo gratuitamente melindroso. De alguna manera, salvando todas las distancias e incluso atreviéndonos a divagar con imposibles o no (y que nadie se enfade), se podría argüir un poco que Aimee Mann es a la -inalcanzable- Mitchell lo que la Harvey a Patti Smith. Al igual que la leyenda canadiense, Aimee apenas necesita interpretar ni adornarse en exceso. Canta tanto y tan bien que alcanza su expresividad propia desde ahí. No tiene, al contrario que Joni, una laringe de cristal bohemio que desengrasa todas las noches con líquido desatascador de tuberías industrial, pero a "nivel humano", es decididamente de lo más parecido que podemos encontrar.


Tan asumido está el nivel de la Mann que podría ventilarse una reseña de "Queens of the Summer Hotel" con un "lo ha vuelto a hacer" y santaspascuas. Pero conviene señalar que, para este, parece haberse despojado del todo y muy ex profesamente de su reverso más pop-rock. Piano y cuerdas clásicas se apoderan del disco de forma muy marcada hasta el punto que, por momentos, parecemos estar ante una especie de nueva recreación -algo menos oscura- de aquel fantástico "North" del Sr. Costello a principios de milenio. Tampoco perdemos el "efecto Magnolia" del todo (ahí está "Give me fifteen", casi a las primeras de cambio para solaz de los adoradores varios de las "Save me" y demás), quede claro. Pero la proliferación de valses, canciones de cuna y acompañamientos mínimos son ley en el disco. Quizá algún coro, o voz acompañante de más muy puntual y señalada, en la inicial "You fall" o en "At the frick museum" sería todo lo más que me atrevería a recriminarle a Aimee... Pero de lejos y con la boca muy pequeña (no dejan de ser muy breves pasajes de canciones que por lo demás me gustan igual que las otras, en definitiva). Eso y que "Home by now", "Little chameleon", "You could have been a Roosevelt" y "You're lost" no duren al menos el triple. Por lo demás "Robert Lowell and Sylvia Plath", "Burn it out" y "Suicide is murder" entran por la escuadra de favoritas suyas personales de siempre sin poderse evitar (que ya es complicado)... Aunque al final, seamos honestos, no hay nada que sobre aquí. Tiene las canciones, el tono y la forma, amén de ser (o precisamente por ello) su trabajo más crooner de siempre. Por si fuera poco, deja en remanente cierta sensación de que esta señora cada vez lo hace mejor ... Y, curioso o no, según más se aleja de los ruidos varios. El anterior era más de guitarra acústica y este de violines, pero ambos a la postre resultan sendas virguerías imperdibles dentro de una carrera que, ya de base, tiene el altísimo nivel medio que tiene. De cabeza a por este "Queens of the Summer Hotel", en cualquier caso y sin más. 

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