PINK FAIRIES - "Kings of Oblivion" (1973)

 Turno hoy para uno de esos discos que siempre andan rondando por socorridos listados de "grandes álbumes del rock de siempre"... pero, eso sí, mayormente cuando dichos listados se alejan un algo de lo más o menos establecido de forma mayoritaria. ¿"De culto"?, que se dice... Pues que de culto sea, qué narices. Por una u otra estamos, con este tercer elepé de estos Pink Fairies, ante un cañonazo tal que liarse con tales ponderaciones es sin duda lo de liberar energía en balde. Quien lo conoce no requiere de explicación alguna. Y quien no que se lo compre ayer y santaspascuas.

La historia de los británicos Pink Fairies es de manual de banda de rock clásica. No se dejan nada: fugaz, atribulada, reivindicable, con cambios de formación y por supuesto con los consecuentes regresos inesperados de los que uno no se entera, y con suerte, hasta que regresan otra vez y tras separarse de nuevo (ya del todo-ahora sí-para siempre) o no, etc. En cualquier caso hoy nos centraremos en "Kings of oblivion", mayormente admitida como su pieza maestra y último disco de sus años de esplendor. Intento explicar la movida a la mayor celeridad posible... De las cenizas de The Deviants, y por circunstancias diversas, se establece el primer line-up de la banda; a saber: Paul Rudolph ,-guitarra y voz-, Duncan Sanderson,-bajo- y Russell Hunter,-batería-. Dicha alineación se ocupa de los dos primeros discos. Tras ello, Rudolph se pide la cuenta y, tras parada y fonda en colaboraciones varias con Eno y/o la banda Hawkind, decide dedicarse en cuerpo y alma al mundillo del ciclismo que es lo que a él le va realmente. En dicha tesitura, Sanderson y Hunter se hacen con los servicios del tal Mick Wayne  que, en los cinco minutos que duraría en lo formación, aún tuvo tiempo de grabar los singles "Well, Well, Well" y "Hold On" que suelen acompañar como bonus las distintas reediciones de "Kings of oblivion". Sería finalmente Larry Wallis, compañero de su amigo Steve Took (y más que vinculado a Pink Fairies desde su misma génesis) en Shagrat, quien se ocupe de voces y guitarras para estos "reyes del olvido". Todo un ultravitamínico "must be" post psychodelic-garage-proto punk y lo que la real gana les de que, entre otras cosas, ya puso gorrinos a volar en una portada mucho antes que a Waters, y ya que de cosas "pink" tratamos, le diera por recordarnos a todos que además de ser el mayor genio de la humanidad desde Leonardo (según él mismo y tal) también leía a Orwell. 

Los siete castañazos de "Kings of oblivion" son, etiquetajes de a granel al margen, otro ejemplo perenne y absoluto, desde aquellos good old times, de lo que se puede llegar a hacer, la que se puede liar, con el simple embalaje del guitarra-bajo-batería cuando media talento y oportunidad. De la inmediación de "City Kids" (que se adelanta en tiempos a Undertones, Buzzcocks y demás por mucho) a los tonos amenazantes a lo Atomic Rooster pero más despojados de gravitas de "When's the Fun Begin?", pasando antes por esa especie de jam garage de "I wish i was a girl" que auna a Wishbone Ash con The Groundhogs sin problema (y cuyos más de nueve minutos constituyen mi momento predilecto del álbum), para terminar desembocando en esta "Chromium plating" que huele a ácido electrificado ya desde su mismo nombre y que da la bienvenida al segundo acto. Y desde ahí ya a degüello hasta el final: la instrumental "Raceway" que ni se plantea siquiera la opción de tomar prisionero alguno, "Chambermaid" que es Dr. Feelgood antes que existan y, por supuesto, la postrera "Street Urchin" que les acerca en marchamos al mundo de Bolan, con cuya banda no dejan de tener puntos de encuentro los Pink Fairies. En fin, que por recomendado (de proceder) quede y, en cualquier caso, me parece quedó diáfano que estamos ante uno de esos discarrales desgraciados en circunstancias, por tiempos y espacios claramente adversos a lo que se proponía (no tiene más esto), que por contra ningún seguidor del guitarrero medio puede (ni debe) saltarse a la ligera. Queda una brizna de consuelo, eso sí, en que esto (banda y disco -y en aras de ese "culto" señalado a principios de texto-) muy difícilmente va a caer alguna vez del todo en el oblivion. 

Comentarios

  1. Un disco glorioso, Guzz. Coincidimos en el momento predilecto.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Gracias porcomentar , Gonzalo. Que entre la escisión de blogs y que tenía desactivada la opción hasta hace poco más de una semana tenía esto huérfano de comments hasta ahora. Pink Fairies fueron una bomba de relojería andante y sus tres discos de principios los 70 son la leche pero, puestos a precisar, este ya es el acabose en todos los sentidos, si.

    Abrazo de vuelta !

    ResponderEliminar

Publicar un comentario