VELVETESQUE: EL TOP-11

 Intro.:

"El único fruto del amor, es la banana, es la banana,

El único fruto del amor, es la banana de mi amor.

El único fruto del amor, es la banana, es la banana,

El único fruto del amor, es la banana si señor".

(Ben Sa Tumba & Son Orchestre)


... Espero mucho de esa intro ("por lo menos la cárcel", Groucho dixit). El ejercicio de hoy nos lleva, obvio y que no alberga misterio alguno el tema, a recorrer parte de la historia rockera através del legado de la banda que, humildemente, considero como la más influyente del medio, de la mano con los cuatro de Liverpool. O mejor,-que no se nos enfade nadie-, la más influyente dentro del espectro que a servidor le interesa especialmente. Esto és: The Velvet Underground.   

Para alcanzar tal fin nos serviremos, sin vergüenza asome, de algo tan manido como enumerar una serie de discos (más bien tirando a muy conocidos, además) que ejercen, cada uno a su manera, de clara e insaltable demostración del inagotable vestigio velvetero. Por supuesto se darán omisiones más o menos hirientes. Los tentáculos de la VU son incontables y sus esquejes todavía más al fin. Por ello, en función de la lectura de quien toque, el asunto puede derivar en una u otra dirección. Explicado de otra manera: si empezamos a matizar la importancia de la formación y sus cuatro studio albums ("Squeeze" no existe, es un espejismo, como el "Cut the trap" de los Clash o así), dentro de un u otro subgénero, nos quedamos sin gigas, teras y petas tod@s. Por ello y más, y no sin antes recomendar una última visita a la brillante "intro" antes de empezar, qué empiece la verbena sin mayor dilación...


BONUS:  "Slanted & enchanted" / PAVEMENT (1992). Nadie como la banda de Malkmus (la mejor del planeta de las que existieron única y exclusivamente en los noventa, discográficamente hablando) para explicar la necesidad de ruptura en pos de un lenguaje propio y único. Lo que nos sirve de nexo, lógico y directo, con la formación sobre la que gira todo el entramado del presente texto. Esa "enfermedad", además, se lleva dentro o no. Y mejor no expoliarla por pose o ganar el ansiado reconocimiento crítico... Por eso cuando, a partir de determinado momento en los 90, algo tan espurio como Blur decide ponerse a imitarles por la curra, a sus fans (los de Pavement, claro) la cosa nos dio un poco de vergüencita ajena. No es componer las canciones y después ensayar hasta tocarlas así... La cosa debe partir de manera natural desde su misma génesis. No es un discurso elegido, es "su discurso". Por eso, en el caso concreto de Pavement, no se hasta qué punto es lícito hablar de "lo fi", siquiera de "indie rock" si me apuran (y aunque a la postre tengan mucho que ver con lo uno y lo otro). "Slanted & Enchanted" fue algo absolutamente loco (por lo adictivo) y único (nada sonaba así o parecido con los mismos resultados) en su momento, y justo és pues que hoy las crónicas se pierdan en lisonjas mil recordándolo/s. Pero también fue, sobretodo, la victoría de la cabezonería, de la apuesta kamikaze por un personal discurso aún teniendo talento sobrante para poderlo hacer menos complicado,-y mucho más remunerable-, si hubieran querido (benditos chalados). Tan brillantes como capullos (y al revés), pero con una entidad propia indebatible, cumplieron como nadie con el axioma "será una mierda, pero es nuestra mierda"... Sólo, claro, que "Slanted & enchanted" de mierda nada. Es una maravilla de disco, tan necesario como irrepetible. Y como los cuatro que le vendrán detrás, ya puestos.

11. "Psychocandy" / THE JESUS AND MARY CHAIN (1985). Otra de las cosas que más define el legado de la banda neoyorquina es su ceñudo afán por extraer belleza de la suciedad. Esto és: para ellos no iba la cosa de elaborar el mayor hit posible y hacerlo lo más goloso posible para el público... Era una cuestión de expresividad, de anteponer la creatividad a cánones preestablecidos y, si procedía, de la domeñación del mismo caos. Y pocos -MUY POCOS- pillaron nunca esta enseñanza como los Reid en su más icónico disco. La muralla china,-que no mero muro-, sónica que envuelve "Psychocandy" sólo es posible tras haberse desayunado varios años con "White light/white heat". Se menciona también a los Wilson y cia., de manera recurrente, al abarcar este disco por su espíritu melódico subyacente a la bronca que se dispone en primer término. Y no está mal tirado ello, claro. Pero la forma y, una vez más, la expresividad se alcanza mediante obvias triquiñuelas velveteras. También se puede encontrar a veces referenciados a los Reid, sobretodo por este disco, como una versión acelerada de la banda de Ian Curtis... Con lo que estamos en las mismas, al fin (escuchar al senpai para alcanzar la sabiduría del sensei). Nunca sonarían tan abrasivos y poco dados a concesiones este par (tampoco en su otra "masterpiece" irrefutable, que seguiría en tiempos a la que aquí nos ocupa) y, se admite, no es "Psychocandy" a lo mejor un disco para todo el mundo. Pero, sin duda, aquellos que consigan implementar (que no despejar -y ahí está "el truco"-)  la maraña de la melodía entenderán, al fin, porque es algo tan importante el estreno de los Reid dentro de la leyenda del medio. 

10. "Colossal youth" / YOUNG MARBLE GIANTS (1980). Podríamos definir el único disco de estudio de Alison Statton y los hmnos. Moxham como, prácticamente, la quintaesencia (o una de ellas al menos) del rock minimalista. Partiríamos aquí de una de las aristas en el aspecto art-rock de los neoyorquinos, proyectada a los modismos de esta tan fugaz como magnífica formación galesa. "Colossal youth" es un disco tan adictivo como osado. Una maravilla que juega con lo que hay y lo que no. Poca instrumentación siempre y un uso del vacío tan ominoso que logra presencia desde la nada. Pero, atención, es también un trabajo cuya asimilación no debe ubicarse, por aquello de su orientación arty (y justo al contrario, en realidad), en el espacio de cualesquiera cosa similar al proto-indie tontorrón que rige en festivales veraniegos desde hace tanto tirando a demasiado y hasta hoy. Su orientación punk en espíritu, por su ir concreción, carencia de adornos e ir al meollo por bandera, es más que palpable. Buena nota tomo la gran Pj Harvey para sus primeros pasos de aquí, por ejemplo y sin ir más lejos. Si se prefiere el corte original con sus quince piezas o, como alternativa, la versión extendida con hasta diez canciones de bonus ya queda al mero gusto y apetencias del consumidor. El margen de error es inexistente. 

09. "Ocean rain" / ECHO & THE BUNNYMEN (1984). Seguramente no, seguro habrá quien eche en falta a los Joy Division en esta relación de álbumes. Y no tengo nada en su contra (sus dos discos, con el estado anímico adecuado -jodido, claro- son bien apreciables y, es más, el recopilatorio "Substance" me resulta obligatorio bajo amenaza de destierro), pero ay... Sin eso descrito en paréntesis en cuanto a predisposiciones, tanta tragedia puede devenir en parodia a lo Gloria Swanson de "Sunset Blvd."... Es, para mi al menos y agilicemos, la banda de McCulloch la que lograría de pleno, en general y especialmente en este disco, extraer la solemnidad del discurso de la VU para llevarlo en otra dirección. Y, por supuesto, triunfando en el proceso. Tensando, haciendo crujir engarces incluso, pero sin deshilachar nunca. Quizá haya quien se hubiera decantado más por el barroquismo del estreno (su otra clara masterpiece) o, ya puestos, la mayor oscuridad del tercer disco. Además "Ocean rain" tiene su hitazo de la luna asesina y los no menos radiables "Seves seas"... Pero finalmente, y sin recurrir a los parajes más evidentes ("The yo yo man" y el tema homónimo del cierre), la influencia de los del banano se deja notar en demasiadas ocasiones como para hablar en serio de casualidad. Por mucho que el vozarrón de Ian de ese tono angulado, tan british como afectado las veces, Echo no tienen demasiado, tirando a nada, que ver con los mesianismos propios (e insufribles) de cosas como Simple Minds o el famoso e insoportable -en esta casa más que cualquier otra formación- cuarteto irlandés del "árbol del yosua" y demás memeces. Por tonalidades y gusto por la reverberación, estamos más bien ante una especie de reencarnación a la té de las cinco del aspecto más melódico de VU. ¿Pelín pomposo por denominación de origen, quizá? Puede, sí. Pero está claro que se la suda por completo. Y eso mola. 

08. "Painful" / YO LA TENGO (1993). Aquí es muy complicado ser mínimamente subjetivo. Adoro a la formación y, muy especialmente, este disco; que es de cabecera para quien suscribe. Y a cotas históricas que vengo a referir, no sólo por su importancia capital en la década a la que pertenece (para servidor "Painful" va,  obviamente, mucho más allá). Los elementos psicodélicos, la estima por domar el ruido, los momentos etéreos con angelical voz femenina (gracias siempre Georgia por ese milagro que és "Nowhere near"), arrebatos atonales porque sí y demasiado más, en definitiva, para meterlo todo en un mismo disco y que sea verdad... Aunque aparentemente sólo, por lo visto. Y, por supuesto, a colación de todo lo descrito (y más): hasta el más escéptico deberá reconocer aquí que, a media vuelta le dé al tema, más "velvetesque" que los YLT con este disco está complicado. Mucho. Cuando la imperfección gana con tanta holgura a la (supuesta) perfección duele, en efecto. Será reivindicado, descubierto y re-descubierto una y mil veces hasta el Fin. Está condenado a ello de manera vitalicia.  

07. "Fear of music" / TALKING HEADS (1979). Puede que escuchando su apertura con la pachanga "I Zimbra" a alguien despiste esta elección (más quizá por el disco en si que no por la banda). Sin problema, a seguir escuchando el disco y la duda se disipa sola sin requerirse explicaciones ulteriores. El empeño y denuedo de la VU por acercar experimentación (e inventiva) a formas que acabarán por desembocar en lo adictivo, poca representación tiene en la historia con el poderío de la famosa banda del genial Byrne. Y, en realidad, de existir alguien más que lo logre a estos niveles de calidad. Por si alguien requiere de pruebas más tangibles, ahí le aprovechen "Memories can't wait" (qué versionaca de los Living Colour, irreprimible offtopic, se siente), "Heaven" o "Paper". Además, aunque en un registro muy distinto, comparte Byrne esa especie de anarquía expresiva de Reed donde a veces el cantar o/y el recitar se acercan o alejan a conveniencia, sin pedir ni esperar permiso (y aún atendiendo a lo lógico de que "el más grande" daba más importancia a la prosodia y que sus letras son, por no complicarnos, "un poco" mejores). Puestos a rizar rizos, eso sí, aunque hayan habido otros embajadores famosos que decodificaron en su momento el pop/rock como vía de entrada al concepto "world music", y/o similares (desde el maestro Simon al gran Gabriel y sin olvidarnos de Sting, con o sin la pasma de por medio, a modo más socorridos ejemplos), ninguna con la apertura de miras y falta de miedos de los maravillosos y siempre bienvenidos Talking Heads... Cuya existencia sin la influencia velvetera cuesta bastante de asimilar a poco se hayan escuchado sus discos (los de unos y otros, se entiende). Y sí. Así de largos (y más) son los téntaculos de terciopelo. 

06. "Only life" / THE FEELIES (1988). Aunque,-sin estar servidor de acuerdo en absoluto-, la carrera de los Feelies quede eternamente subyugada (y por ende relativizada) a su icónico primer elepé, no hay mayor y evidente huella de la banda de Reed en ellos que en este "Only life"... Pero si hasta termina con una cover de "What goes on", qué narices. Estamos ante una banda que parece centrarse más en el tercer y cuarto disco de VU; sin dejarse deslumbrar tanto por las experimentaciones del segundo y/o el dispendio creativo del primero. Y eso también está muy bien (claro qué sí). Más allá de la mítica y la leyenda, de la referencia y reverencia crítica o del ser reconocidos como influencia en los rockumentales hasta por Manolo el del Bombo, The Velvet Underground era una banda de rock no sólo única (por lo personal y ubicable) sino, también y evidentemente, muy cojonuda (por sus composiciones e interpretaciones). Sin más. The Feelies es, en definitiva, un recordatorio perenne de ello. No el único ni el mejor (ya llegamos al top-5, ya, tranquilo todo el mundo). Pero sí de los más potentes. Y quizá, puestos a poner de manifiesto este aspecto del "carrusel de influencias posible", hubiera sido igual de válido acercarnos a los Violent Femmes o, tirando ya de la manta, a los mismísimos R.E.M. (otros que admiten sin reservas ser fans y seguidores de la irrepetible formación neoyorquina). Sin embargo, escuchando a unos y otros de entre los en este epígrafe mentados, son los de Mercer al final del día los que más me proyectan un mayor acercamiento, más directo y sin cortapisas, al discurso-tipo de la banda madre cuando ésta optaba por no complicarse en exceso la vida. 

05. "The modern lovers" / THE MODERN LOVERS (1976). Otro tópico inesquivable. Aunque de forma más que merecida, faltaría. No es sólo la producción del propio Cale, que rescata todo el trabajo de estudio de 1973 para su tardía edición de años después (momento "ya se que os lo sabéis pero había que ponerlo", ruego comprensión), el propio Richman está tan directamente amamantado por la vaca velvetera en cuanto a sonido que, en verdad,  siquiera se presta a disimular un ápice. Lo interesante, el matiz de su discurso, es que ahí donde Lou dispone una compasión casi reverencial por los desheredados de este mundo y sus -mayormente callejeras- circunstancias, con Jonathan todo es encantador vigor juvenil y nostalgia fuera de tiempo por un pasado que, en realidad, no fue el suyo (este era friki antes que nadie, vaya). Modern Lovers, el disco, queda pues como una rareza (a pesar de su inclusión innegociable en cualquier listado  de indispensables de siempre que se precie), y si bien en "Roadrunner" se adelanta por bastante al revisionismo/expolio británico del punk, en "She cracked" nos recuerda lo mucho que molaban los Stooges (otros altamente influenciados por la VU, por cierto, como el propio Bolan o el mismo Bowie, ya puestos). Tras este disco aún salió un segundo como Modern Lovers (también magnífico), pero ya con Harryson fuera ocupado en co-fundar a los Talking Heads y Brooks haciendo lo propio con Ocasek  y lo que a la postre acabaría convirtiéndose en The Cars. Desde ahí, Richman empieza su carrera en solitario, tan curiosa como irregular, y se acabó lo dado. Con todo: qué disco, pardiez.  

04. "Washing machine" / SONIC YOUTH (1995). Es uno de sus grandes discos, que ya es decir. Sin embargo, con o sin paradoja tercie, no estaría entre los cuatro o cinco favoritos personales de la familía sónica (aún sin perder su condición de indispensable, faltaría y nadie se nos despiste). Su presencia aquí, por otro lado, me parece de una obviedad que rehusa cualquier tipo de narrativa a fin de verse excusada. Dentro de una histórica formación, cuya influencia velvetera raja su obra de arriba a abajo y al revés, "Washing machine" es ya lo de blancos y botellas. Los casi 20' del "Diamond sea" dejan clara muestra de esa parte más hiperbólica y experimental de VU (aunque atención al tema homónimo, siempre a la sombra de tan ciclopeo e inolvidable esfuerzo), tiene algún momento extrañamente candoroso (la deliciosa "Unwind" ocuparía aquí este rol), la vampirización de Nico por parte de Kim en "Little trouble girl" ahí quede, lo mismo que "No queen blues" para su parte más directamente desfasada... Y etcétera, vaya. Pero les propongo ahora y porque sí el siguiente silogismo: si a muchos nos pasa que, gustos y disgustos al margen, opinamos que tras Sonic Youth no ha habido nada REALMENTE NUEVO digno de trascender (gloriosos manierismos y recreaciones sin duda, pero "nuevo", como tal, nada y si de rock hablamos) y, a su vez, Sonic Youth -por indispensables resulten- no es al fin sino otro aggiornamento de los del plátano, ¿tan descabellado sería afirmar que The Velvet Underground sigue siendo, en verdad, la banda de Rock más moderna que existe?. Y aún hoy. Gilipolleces y tontunas las que quieran siempre, eso si.

03. "The days of wine and roses" / THE DREAM SYNDICATE (1982). Por supuesto que el estreno de Wynn y cia también era un poco (para esto de hoy) lo de: no es que vaya a aparecer o no sino, básicamente, ¿"cuándo" lo hará?. Y es que no quedaba otra. Disco de culto absoluto que toma, sin cortarse un pelo, la máxima guitarrera del "no es el número de notas sino la calidad de las mismas" tan avezado al discurso velvetero (lo mismo que al de Lou en solitario) y para proyectarlo, si cabe, a nuevos niveles de influencia (basta escuchar el inicio de "That's what you always say" para verle todo el truco a los posteriores Pixies de los inicios, por cojonudos sean, que lo fueron). De hecho, de no ser por lo que aguarda en la última posición (y a su vez la primera), sería el gran disco de "guitarras a lo Velvet" jamás grabado por alguien que no fueran ellos mismos. Y tampoco veo a qué enredar más, la verdad. Estamos ya en el podio. Cualquiera de estos tres discos son piedras angulares en la leyenda del medio y su ausencia, en cualquier discoteca se precie, descacredita al más pintado sin solución de continuidad posible. Por más le joda pero lo hace, maldita sea. Tan poderosos por siempre estos "Días de vino y rosas" como, en lo suyo, la mismísima obra maestra de Edwards de la que toma el nombre... Quizá un poquito más incluso.   

02. "Horses" / PATTI SMITH (1975). Está claro. El disco influenciado e influenciable, más descaradamente y a la vez, del listado. El más desgarrado y carnal. Una burrada inmarcesible  que eternizará a Patti grangeándole su incursión en la Historia. Ya desde aquí, desde el primer paso. Se adelantó a tantas cosas que es para marearse a medio se asimile el tema ("Horses" es el mejor disco, con incalculable distancia además, de Blondie y PJ Harvey, vaya a modo ejemplo). También producido por el mismo Cale, con el grandioso Lenny "Nuggets" Kaye a la guitarra, versioneando a Van o co-firmando un tema con Verlaine... Y demasiadas cuestiones más. Demasiados "inputs" remando a favor. Esto olía a obra maestra desde antes de conectar siquiera la grabadora el primer día de estudio. El acelerón mítico del tema de bienvenida, el organillo de "Kimberly" que me acompañará por siempre, el agónico himno "Break it up", el darse cuenta de lo bien que podían funcionar los motivos caribeños antes que nadie desde una premisa punkie (ni Byrne, ni Strummer, ni Debbie y cia, ni leches... ahí, en 1975, que tenemos "Redondo beach")... Todo ello sin mencionar todavía la prodigiosa trilogía que, en su tercera e inicial parte, da nombre al álbum. Si alguien le dio un paso más, veraz y tangible, a la Velvet desde donde ellos lo dejaron en "Loaded" fue, antes que nadie en la historia, Patti Smith y su banda para "Horses".  

01. "Marquee moon" / TELEVISION (1977). Sí, claro. Ya se lo esperaba todo el mundo esto. ¿Pero acaso no hay cierta victoria manifiesta en dicha evidencia?. Escribí cuando tocó encarar el disco de YLT, y si lo recuerdan, que en ese caso claudicaba del todo en mi afán por resultar mínimamente objetivo... Bien, para servidor, lo mejor jamás editado en soporte sonoro alguno es el directo de Miami del inalcanzable Sam Cooke, "resucitado" a mediados de los ochenta; en tercera posición encontraríamos los Conciertos de Brandenburgo de Bach, por el Maestro Karajan y la Filarmónica de Berlín... "Marquee moon" va, en querencias personales, en medio de ambas proezas. Y, a partir de ahí, echen cuentas. Si "Marquee moon" fuera un disco de The Velvet Underground sería para mi, recalco "para mi" (y por herético resulte a quien fuere), su mejor disco. Apunté hace un par de párrafos a colación del indispensable estreno de Dream Syndicate que: "sería el gran disco de "guitarras a lo Velvet" jamás grabado por alguien que no fueran ellos mismos"... Bien, "Marquee moon" es, definitivamente, el gran disco de guitarras a lo Velvet. Puede que "Horses" sea el gran paso adelante, lo mantengo sin titubeos, pero "Marquee moon" es el gran salto hacia arriba si de "hijos del terciopelo" se trata. Y fin. Pd. Mentí vilmente con la tercera posición; en verdad es el "London Calling" empatando con el "New York" del propio Lou... Y con ello, por supuesto, cerramos círculo. De forma absolutamente brillante o dando más pena que otra cosa. Decidan uds que a mi me da la risa.

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