Por estúpido sea este mundo (o no) parece que tampoco están Ira, Georgia y James en disposición de abandonarnos del todo a nuestra suerte. Y menos mal. Muchos, algunos o los suficientes, en el peor de los casos, les seguimos necesitando al fin. Yo La Tengo son una formación demasiado única y particular, y en varios aspectos, como para que no ocurra ello.
Vaya de entrada que desde el disco "de retorno" de Dream Syndicate del 2017 que, en las cuentas propias al menos, no teníamos un ejercicio de velvetesque tan nutrido y nutritivo a la par. Pues en ese nivel estamos con el álbum que hoy nos ocupa, si. Y quizá no, seguro que es pronto para entrar ya en lugares de rankings internáuticos con eso de "la discografía de X de peor a mejor" (o al revés) por la parte que le toca, pero pienso que este disco puntuará francamente arriba cuando melómanos, musicólogos y demás fauna afín de aquí a algunas décadas y siglos (cuando, para entendernos, ya no importe demasiado si un disco es de 1971 o 2014 por la privilegiada perspectiva que sólo otorgan tiempos y lejanías) se pongan al tema. Nos enfrentamos, quieras y no, a un muestrario muy bien balanceado de todo lo que ha hecho y les hace diferenciables. Pues YLT se las apaña muy bien por y para repartir todas sus bonanzas en los más que bien medidos nueve cortes que integran su nuevo disco. "This stupid world" tiene unos fuzzeos y saturaciones, más o menos melódicos, del caerse de culo (pocos momentos musicales recientes más felices para quien suscribe que ese momento, poco antes del minuto de canción, en el que arranca realmente "Brain capers", vaya a modo ejemplo), arrullos de diamante de Georgia y Ira (que nuevamente parecen competir por bien quién canta más bonito), sin olvidar algún paraje más inmediato para captar a potenciales nuevos adeptos que anden despistados ("Fallout" sería la "Sugarcube" de esta nueva colección en ciernes, está claro)... Y por supuesto que la sombra del segundo disco de la Velvet es alargada y primordial para el trío de Hoboken (el tema homónimo se ocupa de dejarlo clarinete por enésima) aunque, particular y egoístamente, no puedo evitar quedarme en las últimas con esta monumental y tan reparadora coda que me resulta "Miles away" y que me devuelve, tres décadas después, a las orillas de determinados parajes de "Painful" (no me importa aquí algunas percusiones que no entiendo o que parezca por momentos algo sacado del soundtrack de "Twin peaks"... La manera en que Georgia canta esto alcanza poderes preternaturales y ya no hay más que hablar ni escribir). En resumen y para finiquitar, este "This stupid world", paradójicamente y no, va a hacer feliz a mucha gente. O por lo menos a la suficiente.