PROG ROCK: EL TOP-11 MÁS FULLERO

 ... Tal cual. Vamos a cara descubierta. Se abraza la trampa ya de premisa base y así nos ahorramos contradicciones y disgustos ulteriores. Porque, como ya he comentado en diversas ocasiones y lugares, toda la obra de Genesis (con alguna mínima matización en las comparativas) desde el álbum "Trespass" hasta "Wind and wuthering" me parece una de las secuencias de discos más enormes jamás pergeñada en el rockero medio por nadie y, desde luego, la niña de los ojos para quien suscribe dentro del subgénero que hoy mayormente nos ocupa. Desde ahí, lógicamente, quede por recomendado dicho periplo de elepés de la mencionada banda y empezaremos a enumerar el "top" de hoy una vez conveniente y necesariamente apartado ello.


El "prog rock"... Ese cajón de sastre que críticos y prensa musical toda engastó en la Historia para facilitarse explicaciones y que, a su vez, tanto puede llegar a irritar a los puntillistas especializados, en distinto nivel y circunstancias, en la materia. Y no sin razón esto último. Que el discurso habitual de las distintas formaciones, y ya comparando simplemente entre las más visibles y recordadas, tienen un sindiós de fractales particulares que les separan lo mismo que les unen... Más de lo primero, frecuentemente. Pero, obvio, esto daría para un debate con demasiadas bifurcaciones que mejor ni empezar a abordar. O por lo menos hoy. Sirva como mero ejemplo que, servidor, conoce de cosas con no poco predicamento "especializado", y a su vez adherido de siempre a la etiqueta/subgénero, a las que no puede acercarse ni con tres palos por más buena intención y ganas le otorgue al asunto. Les encomiendo pues a algún lugar específico de las redes sobre la materia, donde podrán refocilarse sin miramientos entre space-rocks, art-rocks, krautrocks, jazz-rocks, hard-progs, electrónica, sonido Canterbury y/o la madre que los matriculó a todos juntos, y así encarar ya sin más lo que reza en titulares.

Bonus de avanzadilla ("... más fullero", les recuerdo). Ommadawn / MIKE OLFIELD (1975). Sin hacerse hueco entre "los elegidos" pero demasiado importante para quedarse fuera del listado titular que me habitaría este "bonus"... Si se prefiere: puedo dejar otras cosas en modo "menciones honoríficas" (como después veremos) y convivir con ello sin problema pero, por supuesto, Mr. Oldfield tiene que asomar perentoriamente por aquí y a otros niveles. Nos quedamos para la ocasión con "el otro" (si me permiten) y en cualquier caso. "Tubular bells" es un disco maravilloso, historia pura sin duda y que no se nos despiste nadie al respective por lo tan trillado y manido rendido a su fama. Pero siendo la primera parte de "Ommadawn" perfectamente afín en calidad y diversidad al disco del abre-chapas celestial, me encuentro que esta segunda parte sea seguramente mi momento predilecto del reputado músico... Directamente. Y le tengo mucho aprecio a Incantations, mi tercero en discordia (que fue el que descubrí "unilateralmente" más allá de los discos que corrían por casa de niño), pero los diecisiete minutos de  "On horseback" no son algo de fácil de explicar... Prodigio en sesión continua que integra un viaje imposible donde de todo cabe y todo lo que asoma es impagable. Además, mejor no liarnos en el tratar de enumerar el sindiós de música posterior influenciada por estos primeros pasos de Oldfield, lo mismo que caer en la redundancia del señalar lo maravillosamente que sintetiza todo lo que a su alrededor giraba por aquel primer lustro setentero...En definitiva, los cuatro primeros de Oldfield a misa, si. Pero sobretodo y el primero de todos "Ommadawn", a qué engañarse.

11. Todd Rundgren's Utopia / UTOPIA (1974). Vamos con el niño milagro del trabajo en estudio... Multidisciplinar y digresivo, hasta lo inasumible en ocasiones, Rundgren aparcó su como poco recomendable (por entonces) carrera en solitario para lanzarse de cabeza a esta nueva aventura en comándita que responde por Utopia. Experimental banda con el virtuosismo por bandera cuyo primer disco puede verse comúnmente asociado a la "música electrónica" y, para resumirlo a uds fácil y rápido: pues no, oiga. En absoluto. Hay teclados desbocados y el afán experimental es evidente, si. Pero limitar a "electrónica" la maravilla aquí recogida resulta tan ofensivo como falso. Por si alguien alberga dudas, o prefiere disponer de una segunda opinión, le pongo el lazo al aserto apuntando al trabajo de guitarras descomunal, y por parte del propio Todd, aquí sito. El estreno de Utopia tiene más que ver con Mahavishnu Orchestra (otro proyecto de virtuosismos imposibles cuyo clásico álbum "Birds of fire" les recomiendo sin reservas), con algunas propuestas del Rey Carmesí o, incluso, con los sinfonismos más alocados de los mejores Yes (o de cuando Wakeman se lo pasaba ya todo por la forrera, si se prefiere)... Y más. De hecho, de no ser por la evidente querencia por los dejes jazzy-experimentales que van entrando y saliendo a su antojo en el caso de Utopia, por variedad y afán de búsqueda constante no resulta tan complicado acordarse del creador de las campanas tubulares. Sin entrar en comparaciones, no nos confundamos. Pero esa volución tan palpable de generar, de querer sorprender, de exhibir incontable variedad de palos y lograr todo ello al fin sin descuidarse aquello del emocionar de vez en cuando, es un lugar común incontestable para Todd y su camarilla lo mismo que para Mike. Espectacular y muy nutritivo álbum éste, qué duda cabe.  

10. Argus / WISHBONE ASH (1972). El nexo de unión entre el hard rock y el progresivo es para mucha gente el nacimiento obvio y natural de mucho de lo que después vino a llamarse heavy metal (para otros, claro, el tema arranca con Ozzy intentando acertar alguna nota de casualidad o bien, y con similar frecuencia, directamente con Zeppelin y Deep Purple, sino antes con las literalmente incendiarias deconstrucciones de Hendrix on stage). Bien, pues bastante antes de los flirteos de la banda de Ian Anderson con el tema o la reinvención de turno de Rush (etc), estuvieron Wisbone Ash. Perfectos en el equilibrio entre octanaje y complejidad compositiva, estamos ante la banda a la que realmente se debe la primera  exposición de gloriosas "twin guitars" (después sublimadas hasta el delirio con la flaca Lizzy del gran Lynott) y que brillaron más que nunca con este, directamente imprescindible,  "Argus". Y, atención, no nos huyan los más mogigatos y excépticos del lugar: esto NO es un disco heavy de ninguna de las maneras. Quede claro el asunto. Hay solos que harán morir de vergüenza a más de un fan de algún célebre guitar hero de la época, desde luego, pero el todo resultante nos hace pensar mucho más en unos Who de su vertiente más acerada que, por ejemplo, en Budgie (gran banda, sin duda, pero cuya apuesta se acercaría de forma mucho más definida y clara a los "inicios del metal"). Y, sin duda, nunca volarían tan alto como en los siete temas de "Argus" este personal pero, sin duda igualmente, dejaron para la historia un disco de rock de leyenda tan importante e indebatible como el tótem sagrado más alto que puedan o quieran recordar. Obligatorio.  

09. The Low Spark of High Heeled Boys / TRAFFIC (1971). Y qué no cesen la tropelías, por supuesto... "¿Traffic prog?... ¿estamos locos o qué pasa aquí?". Pues miren, como poco se puede hablar del tema con esta tan histórica formación de por medio. Específicamente a partir del disco que precede al que les señalo  (lo anterior es otra cosa, gloriosa sin duda, pero otra cosa). Además, si a veces te cruzas con propuestas como Radiohead en "listas progresivas" y desde "medios especializados" pues, la verdad y perdónenme ustedes, con infinita más razón los discos de Traffic desde el mismísimo Barleycorn en adelante. Si además reparamos en que las piezas que arrancan y despiden este "low sparks" pueden pasar por algunos de aquellos pasajes bosquímanos de Jethro sin problema, pues a qué dar mayores explicaciones... Ni tan siquiera vamos a jugar la carta ventajista de la infinidad de lugares donde, en efecto, se contabiliza a Traffic insertos en la jerigonza prog. Se entiende, cabe admitir, que varios de los otros temas pueden ejercer de contradicción al "progre" más recalcitrante y purista... Suenan muy límpios, no hay teclados alucinados y, en todo caso, recuerdan mucho más en demasiados momentos a Steely Dan (a los que se adora en este lugar, ya puestos) que a algo como, por ejemplo, Genesis. Sea como fuere, ahí vendrá siempre la maravillosa "Many a mile to freedom" al rescate. Que se mueve entre ambos mundos y, amén de ser una seria acreedora a mi tema favorito de siempre de tan legendaria formación, excusa por si sola la presencia de este álbum en cualquier colección rockera (progresiva o no) se precie. 

08. Animals / PINK FLOYD (1977). No sé si alguien albergaba, con esto de hoy, algún tipo de esperanza de ver un "top progresivo" sin la presencia del fluido, pero vaya: misterio resuelto. Y es que, por hater/puñetero se sea, tratar siquiera de debatir la importancia de Pink Floyd en la historia del rock es, básicamente, una estupidez. Con perdón y sin ella y porque así és sin duda (y mejor dar por obviado lo que supone ya dentro del subgénero concreto). "Animals" urdido por Waters al completo -o casi- y en uno de sus célebres arrebatos caciquistas me resulta, amén del álbum preferido de la formación (aunque seguido de cerca por WYWH, por supuesto), su obra más cohesionada y certeramente enfocada. Aquí no procede esconderse en someros conceptos como "atmósfera" o "paisaje", práctica común de sus incondicionales para con el aserto: "oiga esto no digo yo que carezca de calidad pero, un poco coñazo sí que sería, ¿no?" (o similar). Claramente influenciado por la rebelión orwelliana, Waters nos describe una parábola alucinante (que no alucinada meramente para la ocasión) que se disfruta y aprecia de manera tajante de principio fin. Por ende, a base de trasuntar con la realidad social que entiende le rodea y en pleno 1977 logra, por concepto, una obra más punk que la de todos los punks del momento... O para quien quiera tomarse la molestia de comprenderle/lo, claro. El disco, ni qué decir, tiene la variedad de formas y virajes esperable (de la grandilocuencia al minimalismo de esa manera tan extrema en ambas facetas que sólo, repito "sólo", Pink Floyd ha logrado) y, aunque de forma menos tajante que otras opciones, goza de merecida consideración desde todos los frentes... Con todo, y evidencias al margen, raramente lo hace al nivel que algunos le profesamos. 

07. Octopus / GENTLE GIANT (1972). Una de las bandas más queridas, eclécticas y admiradas del corralillo prog sin duda medie. El primer lustro setentero (algo más, en propiedad) de Gentle Giant es poco menos que el secreto peor guardado del género. Todo el que se acerca cae rendido, tiene la simpatía eterna de la banda que, definitivamente, debería ser mucho más considerada y, por supuesto, consiguieron un sonido único y diferenciable como bien pocos... Folk campestre, tejemanejes jazz, voces trovadoras, acelerones rockeros, espacio para virtuosismos...  Todo eso y más que integraron sin, atención, refugiarse (y perderse) gratuitamente en lo a veces tan abstracto (por ser amable) de la "experimentación". "Octopus", a medio camino (en cronologías) de los inicios y el posterior intento de conquista -pseudolograda- americana, suele señalarse comúnmente como su gran pieza maestra... Y lo merece sin duda, aún atendiendo al salvaje nivel medio de la obra de este personal en el periplo delimitado algo más arriba. "Octopus" es un concierto de la versión 2099 de Jethro Tull en las cortes artúricas pergeñado por King Crimson y Fairport Convention liándose a tobazos en la sala de mandos y Wyatt y Ayers repartiendo flyers por las esquinas de Camelot...  Sea como fuere, y aunque la simple aparición de "Think of Me with Kindness" convierte el disco en imprescindible, su leyenda sigue y (que se adivina fácil) seguirá pues, para resumir del todo, es uno de esos realmente contados trabajos que te llevan a un lugar muy -MUY- concreto y, no se dude, cada vez que quieras. Sin fallo posible, que todo es (en efecto) gigante aquí. De hecho, "Kraken" le hubiera hecho más justicia, ya puestos.

06. Close to the Edge / YES (1972). De lo mucho que gratuitamente acuñamos entre todos, de forma contumaz o no, aquello del "obra maestra" parece al fin como si se perdiera (o alejara considerablemente, al menos) el valor real de las cosas. Por lo fatuo del asunto y tal, en efecto (y a mi que me fusilen el primero por ese pecado si quieren, que ni me escondo ni lo intento). Pero, caray, pasa a veces y con algunos señalados casos que: coño, pues es verdad... Y, por supuesto, el puñetero "Close to the Edge" es al fin uno de los "coño, pues es verdad" más descarados de la historia de esto de las guitarras y demás. Da igual lo que lo intente ningunear "la crítica seria" y/o la retahíla de "enteraos" de turno. Sea como fuere, los Yes del 71 al 73 (con los cuatro fijos y la alternancia en la batería de Alan White por Bill Bruford desde algún momento entre giras y ya en adelante) dejan para la historia tres discos de estudio (más famoso directo) de leyenda, siendo el del medio que aquí se destaca algo así como la panacea final en la vertiente sinfónica del prog para un ingente tirando a  incontable. O por lo menos si a bandas nos referimos. Después, "Relayer" fue también un buen disco y, de hecho, también el resto de lo sito todavía en los 70 tras la vuelta del megalómano pero insustituible Wakeman, goza de buen resultado entre aquellos afines al discurso habitual de Yes. Sin embargo, no veo a qué engañarse, nada como esos dos años concentrados de acierto sin límites.  Sobretodo (y para quien suscribe en cualquier caso) en  "Close to the edge", insisto. Donde hay tanta -y diferente- grandeza que no hay manera de acabársela del todo jamás realmente. Ni parece vaya haberla alguna vez.

05. Fearless / FAMILY (1971). ¿A qué estaría bien una banda progresiva del periodo de máximo esplendor que, de alguna manera, reuniera TODO lo ofertable por el género?... Es imposible, claro. Demasiados cruces y contragiros. Con todo, los queridísimos Family se quedaron a un par de suites, más o menos, de lograrlo. O por lo menos a estos niveles de calidad. Y, aunque todo el opus de estudio de Family (1968-73) se recomienda sin reservas, me quedo en las últimas con la variedad de palos inabarcable dispuesta en "Fearless" (y que el también glorioso "Bandstand" me perdone). Un disco que te pasa, como quien la cosa no quiere, de la beatlesque a la Incredible String Band, pasando por cantos corales a capela a traición, psicodelias inesperadas, desfiles de festival y, por resumir, ni se me ocurre empezar a intentar contar cuantas cosas más,... La facilidad para cambiar el triunfo (en tono y forma además) en cada mano de este disco no es algo ni medio normal. Ya le dediqué tiempo ha un texto bien profuso, pero el cachondeo de "Sat'd'y Barfly" y  "Save some for three", lo bonito de "Children", el acercamiento a alguna de las "formas tipo" de los Genesis para la final "Burning bridges" (que esa es otra, si: el obvio parecido de Chapman con Gabriel al entonar), o el emblemático arranque de "Between blue and me"... Sintetizando: da igual lo que tarde quien fuere en rendirse, al final "Fearless" te acabará derrotando de forma inexorable. No deja otra opción.  

04. Red / KING CRIMSON (1974). Imposible omitir de una u otra manera al Rey Carmesí en los primeros puestos. No en vano, y aún existiendo ya álbumes previos de bandas de las que se contarían y cuentan después entre la élite del subgénero, el primer disco de Fripp y cia suele ser recordado como el "Km.0" del progresivo por encima de cualquier otra propuesta. Y dejando precisamente dicho estreno como la única alternativa real en preferencias personales al que aquí destaco, la concreción y músculo de "Red" se me presenta al fin como algo demasiado enorme y elevado. Abusivo, en realidad. El controvertido Sr. Robert junto al sensacional bajista Wetton quien hace las veces de cantante y el no menos brillante baterista Bill Bruford (quien dejó plantados a Yes para precisamente unirse a Crimson), más las oportunas colaboraciones de rigor, plantan el disco más magnético y directo de su insaltable legado. O así resulta para quen suscribe al menos. El poderoso y ominoso riff que amenaza desde el mismo tema titular sólo arrancar te mete de lleno en la propuesta sin darte margen de reacción y hasta el mismísimo final de sus cinco temas. Únicamente la enigmática "Providence", que nos arranca la segunda cara, se abre ya de salida a su vertiente más experimental (aunque por supuesto estallará en tres mil direcciones al ir encarando su conclusión) pero, al generalizar y sin dejar de rendirme igualmente a dicha pieza, la capacidad de síntesis y virtuosismo de "Red" hace perfectamente comprensible el largo hiato al que condenó Fripp a la formación... ¿A dónde ir desde aquí en definitiva?. Lo dicho: "magnético". Para perderse en él una y otra vez sin remisión. 

03. Minstrel in the Gallery / JETHRO TULL (1975). Y cómo echar del podio al pirado flautista y sus acólitos de guardia, faltaría. Se elije para la ocasión al juglar en la tribuna, a pesar de mi no menos marcada querencia por el anterior "Thick as a Brick" y el posterior "Songs from the Wood", por aquello de ser su disco al que más recurro en términos de cohesión y carencia de altibajos de ninguna clase, aún dentro del maravilloso y tan nutritivo opus setentero de JT. Los tres temas de inicio repiten, cada uno a su manera, la estructura de presentarse como algo de claros dejes folkies, que en verdad ayudan a cimentar la imagen del juglar del título, para abrirse después a formas más rockeras/dinámicas y alternar (o no) desde ahí. Para la tan hermosa parte media el mentado bardo parece hacerse con el control, anticipando ya de alguna manera los momentos más calmos de las maravillosas "canciones del bosque" del 77, y desembocar al fin en la mesmerizante suite "Baker St. Muse", más la casi figurativa outro de medio minuto que da la coda... Dicha suite, ni qué decir, convierte por si misma "Minstrel in the Gallery " en algo imprescindible dentro de la historia de la formación y el progresivo en general. Con todo y en resumen (y a qué más): Jethro Tull, por ser la más orgánica, directa y menos "poser" de las grandes bandas del tinglado, siempre tendrán un lugar muy especial en el corazón de los seguidores/simpatizantes y este disco resulta al fin, muy  claramente además, una de las piedras angulares más celosamente afiladas para evitar que ello pueda cambiar alguna vez.  

02. The Snow Goose / CAMEL (1975). Aunque personalmente sumaría también el posterior Breathless (y de hecho me parece una formación fantástica hasta su primer disco ochentero), Camel son generalmente recordados por tres tótems del género como son "Mirage", "Moonmadness" y, por supuesto, el disco que ahora nos ocupa. Mi "cuento" progresivo favorito, nada menos. Y conviene explicar esto... Si bien es cierto que un altísimo porcentaje de obras del estilo (sino prácticamente todas), y más o menos populares, basculan sobre una idea temática ejerciendo de eje, no son realmente tantos como pareciera de primeras los trabajos que explican o muestran un relato con protagonistas perfectamente definidos y en la clásica acepción del presentación-nudo-desenlace. Y "Snow goose" es, con el único permiso existente de Rael ya en el último disco con el Arcángel de  Genesis,  mi predilecto dentro de dicho grupúsculo. Se explica esto porque, aunque sin duda la música es perfecta y altamente disfrutable por si misma, es al seguir el relato através de sus distintas partes cuando se puede lograr entender del todo la diferencia que hay entre la excelencia y una pieza maestra... como la aquí fraguada por Latimer y cia. Esta fábula de arrecifes, faros, jorobados y batallas sigue siendo una de las evasiones progresivas más infalibles lo mismo que una banda sonora alucinante para una película jamás rodada. Pues tal es su capacidad de generar imágenes y emociones durante las distintas partes. Quien no esté para cuentos siempre tendrá igualmente, eso sí, la deleitación infranqueable por la pericia interpretativa del genial y ya mentado Andy Latimer, este monstruo que responde por Peter Barden y el otro par de fieras. 

01. In The Land Of Grey And Pink / CARAVAN (1971). Llegamos al primer puesto con el prodigioso tercer álbum de Caravan. La customización del país de los elfos en Canterbury  y una de las vigas maestras del progresivo sin debate posible. Por aquello de la historia contada por ganadores la relación con los nombres de "las grandes bandas" del subgénero, del panteón más elevado, suelen ser siempre lo mismo o indicarse de forma harto similar: Pink Floyd, King Crimson, Genesis, Yes y/o Jethro Tull... y  "lo demás". Volvamos una y otra vez al taimado proceder de algunos para facilitarse el trabajo y como las añagazas se postergan en el tiempo, frecuentemente de forma tan artera como errónea...Y pocas, muy pocas veces tan injustamente como el omitir "In The Land Of Grey And Pink " en los puestos más elevados de cualquier listado progresivo que merezca ser repasado aunque sea de lejos y de reojo. Cuatro canciones que aunan a Jethro con los Kinks lo mismo que a Nick Drake con Soft Machine para el primer acto y la intimidante suite "Nine Feet Underground" (donde encontramos la entrega de testigo y fusión psicodelia-progresivo definitiva, ya puestos) para merendarse íntegro el segundo. En cuentas personales sólo los Genesis más acertados (los de Foxtrot y los dos-tres que le siguen, para entendernos del todo) han llegado alguna vez a este nivel de ensamblar folk primigenio, paisajes alucinados, lapsos instrumentales tan complicados como adictivos y colando para rematar, y como si tal cosa, algún hit potencial (que por supuesto no  fue) de obvia inmediatez. Esto, ya para terminar, no es un "must" de esos meramente, no... Es un conocerlo o morirse de pena. 

Anexo. MENCIONES HONORÍFICAS. Que el conocedor medio del género no necesitará de ello, ok (me alegro). Pero a fin de cerrar círculos y dirigiéndome a aquellas gentes que pretendan intentarlo un algo, y desde hace más o menos tiempos, con esto del "prog" pero, para agilizar y con permiso, se les "hace bola" (que se entiende, ya que es un engendro muy gigante en definitiva y así de primeras todavía más), no quisiera abandonar este texto sin recomendarles, siempre desde las tan subjetivas querencias propias, que se asomen un poco, también y ni que sea, por las obras capitales de: EMERSON, LAKE & PALMER; SUPERTRAMP; THE MOODY BLUES; MAHAVISHNU ORCHESTRA; KANSAS; STEVE HACKETT; MARILLION; PROCOL HARUM; VAN DER GRAAF GENERATOR; RUSH; THE SOFT MACHINE (lo mismo que AYERS y WYATT en solitario...).

... Tampoco quisiera despedirme sin expresar mis más sentidas disculpas, alego simple y pura ignorancia (en general, hay algunos casos concretos de bandas que, honestamente, no me gustan sin más), por no introducir formaciones fuera del sesgo anglosajón. Más, por supuesto, en un subgénero que tuvo no pocos representantes desde varios otros paises y en sus tiempos de esplendor clásico (Magma, Gong, Triana , Aphrodite's Child, Focus, Os Mutantes o Goblin que serían fugaces ejemplos más o menos recurrentes). E igualmente, primordial ello, es perentorio hacer hincapié en que todo lo aquí vertido proviene de las querencias de alguien que nunca pudo ni podrá con todo el asunto kraut, y/o toda la retahíla de maquinaciones electrónicas tan del gusto germano. Lo siento, se insiste, pero eso no es para mi. Tampoco se mencionó a bandas tan necesarias como Dream Theater o Opeth, a fin de mantener llamas encendidas para la progresiva causa... Y ambas, atención, con algún que otro disco a tener bien en cuenta pero que, sin tener ningún problema con su ascendencia o concomitancia "heavy" (que de hecho antes hubiera destacado según que disco de los Iron Maiden), no me atraen al fin de ser considerados a según que niveles. Y, nadie se confunda, no es cosa del "por ser más nuevos" (que eso habría que revisarlo en ambos casos ya desde hace la tira, además). Propuestas más clásicas (Egg , Rennaissance) o más o menos igual de "modernas" (Tool, Porcupine Tree), han sido derogadas sin contemplaciones por no acabar de convencer a servidor. A sumar algún caso concreto como Pendragon que, de acuerdo, lo del "masquerade" tiene su miga (trabaja muy bien el "factor nostalgia") pero, más allá... Pues eso del "meh" que tanto se utiliza de un tiempo para acá, siendo honesto. Lo de Alan Parsons es que me da ictericia directamente... Más tantas y tantas cosas que se me habrán quedado fuera de consideración, faltaría (y con ello que volvemos a lo esgrimido al inicio del párrafo una y otra vez).


Y ya estaría el invento. Recuerdo una vez más el subjetivo volante, completamente autoasumido además, que rige en todo lo aquí hoy dispuesto y, a modo cierre, les conmino igualmente a que (de alguna manera y si se tercia) no hagan ni puñetero caso de todo ello... Al final "el progresivo" es una bestia de muchas cabezas distintas. Imposible adivinar plenamente desde los apriorismos si lo siguiente a enfrentar le parecerá a uno un hallazgo sin parangón o, por contra, la mayor de las mierdas jamás  habidas. Que ahí reside parte del encanto también... Y, sobretodo, asegúrense de tener siempre en casa todos los discos de Genesis del "Trespass" al "Wind and wuthering", por el amor de todo lo bueno y lo que no. Diáfano ello. 

Pd. Repaso "aquí", para nostálgicos y/o completistas, de la era dorada de Genesis mencionada en el primer párrafo del texto hoy nos ha ocupado y sito desde tiempo ha en este lugar.

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