PROG ROCK: EL TOP-11 MÁS FULLERO (1.2)

Presentamos hoy una lúdica variación sobre un pretérito texto ya sito en el lugar (adjunto link a fin de ahorrarme, a grandes rasgos, el texto introductorio de turno).

Para la ocasión, y por aquello de no venir a hacer un poco "lo de siempre", se evitará además de recordar a los Genesis del periplo Trespass-W&W, el acordarnos del resto del quinteto que, de forma más o menos consensuada, acaba por completar el quinteto de las más gigantescas bandas del subgénero... Lo que, y nuevamente señalada banda y etapa favorita, no se piense nadie me resulta precisamente fácil. Omitir a Pink Floyd lo sobrellevo más o menos, pero olvidarme de según que trabajo de King Crimson o Yes me resulta altamente jodiente; y sobretodo, en cualquier caso y directamente, no mencionar más a Jethro Tull me supone ya una auténtica putada. Todo sea por el espectáculo... Además, si salud y oportunidad media, no conviene descartar una tercera o cuarta entrega. O las que sean, no nos engañemos. Qué hay más prog que el liarse a hacer variaciones sobre una misma historia en definitiva.

BONUS. "Joy Of A Toy" / KEVIN AYERS (1970). Y es que el prog también puede ser ameno y divertido, atención con esto. No todo van a ser escapismos lisérgicos y tortillas de setas... O no sólo eso, vaya. Y aunque de forma más recurrente suele recordarse su tercer trabajo "Whatevershebringswesing" (del 71, y así, sin gastar en barra espaciadora) puestos a señalar su gran pieza maestra, me inclino particularmente un algo de más por su estreno. Hastiado o no,-que en definitiva Wyatt toca en casi todos los temas de este disco-, de no poder manifestarse creativamente a sus anchas en la legendaria Soft Machine, Kevin parece huir ex profeso de los elementos arty-experimentales de dicha formación para lanzarse sin remilgos a pastos menos solemnes y más desprovistos de gravedad alguna. Que no sólo Pye Hastings y cia tenían sentido del humor en Canterbury al final. Así pues, "Joy of a toy" se erige como un carrusel oscilante a tres bandas entre jocosas fanfarrias de semejanza pop, derivas folkies por la curra y, cómo no, alguna que otra parada psicodélica inesquivable. Todo ello sin excesos y para que a nadie se le atragante nada en exceso, acorde a los gustos que toquen. Como ya adelanté, no olvidemos demasiado la posibilidad de que aparezcan, en algún momento, nuevas entregas de lo que hoy nos ocupa en este lugar... Por lo que no nos olvidamos del maestro Wyatt ni mucho menos, quede claro. Pero hoy, en esta ocasión, le ha tocado a su compinche y su tan agradecido como desacomplejado estreno en solitario. Uno de esos pocos casos, realmente históricos para el medio, donde lo muy complicado se nos aparece como algo tremendamente sencillo. De forma completamente equívoca y  merced, nadie lo dude, a un talento tan particular como memorable.    

11. "Death Walks Behind You" / ATOMIC ROOSTER (1970). O la enorme putada que puede devenir a veces de tocar un techo tan alto, y casi a la primeras de cambio, que opaque por completo (de forma merecida o no) el resto de una carrera. Por supuesto, indudablemente, no faltarán los connaisseurs de turno prestos a reivindicar una u otra parada del viaje (sin ir más lejos, desde ese mismo año tenemos el nutritivo estreno homónimo de unos meses antes y para el siguiente el harto honorable "In Hearing of Atomic Rooste"). Pero, para servidor al menos, nada qué hacer. DWBY es un álbum "de esos". Puede que sea demasiado blues, juegue demasiado con la psicodélia o no le guste la portada y a quien fuere todo ello... Da lo mismo. La segunda remesa de esta gente (ya con Palmer fuera -y sí, "ése Palmer"-) es mucho más que ese reverso prog de Sabbath, de los que se suele acordar tanta gente al abordar a la banda del señor Crane, ya puestos. Por supuesto que es un trabajo que enarbola la oscuridad sin tapujos (ya la misma portada con la pintura de Blake mucho a engañar no juega, no); pero es que la que se lía aquí entre Cann, Hammond y el ya mentado Crane (quien, en efecto, tenía aquí a la formación que debiera haber sido y ni se lo olió... pero mejor no abrir esa ventana si se quiere terminar de leer esto en un mismo día) no es algo que deba ni pueda caer en el olvido. Vitamínico es poco, sino es el hostiazo prog-rock por antonomasia poco le falta y en cualquier caso, sea como fuere, un trabajo que ningún amante del sonido hammond (no el batería de la banda entonces sino el órgano, se me entienda) debe perderse jamás de los jamases. Atómico siempre, si.

10. "The Least We Can Do Is Wave to Each Other" / VAN DER GRAAF GENERATOR (1970). La primera década de carrera de VdGG es uno de los secretos peor guardados dentro de lo más granado del prog setentero (y aún a pesar, y por la razón que sea, de ese tan inoportuno hiato de dos o tres años en aquellos tiempos de bonanza). Prácticamente ignotos para el público en general (en el mejor de los casos se sabe que es la banda de Peter Hammill... y poco más) pero, y de forma mayormente contrastada, primordiales para los seguidores del "mundillo". Nos decantamos en la últimas aquí por su segundo álbum (casi el primero, que a punto estuvo el estreno de ser firmado por su líder en solitario) pero, atención, sin dejar de reconocer que tanto "The Quiet Zone/The Pleasure Dome" (suerte de coda del período clásico) como (y especialmente) "Godbluff" pueden plantearme titubeos tirando a serios. Aunque, en realidad, es algo bien fácil de resumir; sencillamente ocurre que  "The least..." me resulta su "disco muestrario", el que mejor me funciona en global a la hora de proponer modos y formas. Sin más y por mucho que "Pawn hearts" conste como su gran masterpiece en seis de cada cinco top-10 de la formación se les cruce. El "pecado" de VdGG siempre fue el ser demasiado accesibles (o sinfónicos) para unos y demasiado complicados (o abiertos a experimentaciones) para otros... Esa falta de "definición propia" es quizá y precisamente el único motivo real, el clavo ardiendo al que se pueden agarrar sus ninguneadores. Pero, en cualquier caso, estamos ante una de mis voces favoritas del gremio, una colección de 7-8 discos a tener más que en cuenta y, sobretodo y por la cuenta que ahora nos trae, uno de los elepés más ricos en acierto y variedad que pueda ofertar la singladura entera del kioskillo prog.

09. "There's the Rub" / WISHBONE ASH (1974). Repiten desde la anterior entrada, si. Pero no serán los únicos y además ruego comprensión aquí. De entre esa nebulosa indefinida de bandas y músicos minusvalorados por la historia (-y en mayor o menor grado de gravedad-) Wishbone Ash, por su acongojante nivel medio en los 70's (sin olvidar los dos otres primeros de los 80), es de los casos más hirientes y sangrantes que existen para servidor. Una vez destacada su maravillosa masterpiece -"Argus"- en el pasado texto, me decido hoy por su quinto studio album aunque es de recibo admitir que cualquiera de sus otros primeros discos hasta llegar a él, así como "New England", me merecen una estima afín. "There's a rub", amén de la dicha de contener  "Persephone" y "Lady Jay", tiene a su favor una solidez en contenidos me atrevería a decir que absoluta y sin altibajos (cosa bien jodida de conseguir de manera realmente veraz) y, nunca se obvien, esos más de nuevo minutazos instrumentales de despedida con "F.U.B.B.". Es el primer disco de la aventura americana de la formación lo mismo que el primero con Laurie Wisefield sustituyendo a Ted Turner como acompañante de Powell y su eterna Flying-V. Otro ejemplo incontestable de la efectividad de sus "twin guitars" y otra constatación más de que estamos ante la banda que mejor supo desarrollar ambientes prog partiendo, descaradamente, del rock clásico, más allá de según que devaneos del flautista o según que descensos infernales de Fripp y su pandilla de turno. 

08. "Twelve Dreams of Dr. Sardonicus" / SPIRIT (1970). La relación con el elemento prog-rock y los states siempre queda abierto a matizaciones y debates. Sin duda el Sr. Rundgren, con o sin Utopia, es un genio musical tremendo; las verbenas que podía tejer la Mahavishnu Orchestra esta al alcance de muy poca gente; luego tenemos ese "sí pero no" (en cuanto a su simple y llana inclusión en el tinglado prog) de las acideces de Zappa o el Captain Beefhart; y, ya puestos y por ejemplo igualmente, estos Kansas que aunque acabarían a posteriori formando parte del insufrible engendro AOR,-y hits ocasionales mediante o no-, defendieron con ocasional acierto al Tío Sam de la monumental paliza que les propinó la "madre patria" en lo que a cuestiones progres pertoca... etc. ¿Y dónde deja todo ello a los Spirit de Ferguson, California y demás? Pues, amén de ser una de las bandas más reivindicables en la bisagra que divide sensentas y setentas más allá de etiqueta medie (y con su pentalogía cojonudísima de discos por montera), en un sitio muy elevado. Y, centrándonos ya en "Sardonicus" más concretamente, en el ser los creadores firmantes de unos de los discos prog-rock (pues así consta en el prospecto, pese a quien lo haga) más fascinantes jamás paridos. No importa que en alguna ocasión te recuerden a la Creedence, en otra a Love y en la de más allá te descoloquen con, por ejemplo,  motivos funkies... Y tampoco lo hace,por ejemplo, que la producción de determinada canción te recuerde a los que venían haciendo los Wilson de un tiempo a esa parte. Todo muy yanqui, sí, y alejado de los que uno espera escuchar (por defecto) al enfrentarse de clavo a una cumbre del género/subgénero hoy nos ocupa... Pero, lo dicho, ¿y qué?. Además "street worm" y "nothin' to hide", mis favoritas, las puedo escuchar hasta la inconsciencia sin problema medie. Indispensable y a qué más.

07. "Culpeper's Orchard" / CULPEPER'S ORCHARD (1971). No me he atrevido a ponerlo más arriba. Al final me ha dado corte, pero insisto: mi disco favorito del 2021 fue este despampanante estreno de la banda danesa Culpeper's Orchard... de 1971 (y no me importa, quede claro: nunca lo había escuchado antes y de hecho tampoco recuerdo muy bien como llegué a él). El asunto tiene cierto truco, como descubrí a posteriori, y es que el británico Cy Nicklin, voceras del grupo, había vivido varios años en tierras dickensianas e incluso llegó a grabar con nada menos que los mismísimos Strawbs (y también con la eternamente añorada Sandy Denny, ya puestos). Así que, con los deberes bien hechos, se monta una banda que, aunque danesa por denominación de origen, es bien british al 50% ya que el batería también nos llegaría de la pérfida Albión. En cualquier caso, es empezar la pequeña y hippiesca pieza folk de entrada y, a partir de ahí mismo, se ve uno sometido a un carrusel de guitarreos, más o menos acelerados, muy acertadamente interrumpidos por alguna que otra pieza más reposada y estratégicamente ubicada. Como unos Jethro Tull de los good old times en su vertiente más acerada, pero sin vientos y con algo más de psicodelia, me resulta una manera bastante satisfactoria de presentar, a grandes rasgos ni que sea, este trabajo a quienquiera que pretenda acercarse con mayor o menor curiosidad. Además, Nicklin entona  con cierto deje folkie y adapta su registro de forma irreprochable tanto a octanajes severos como a los pasajes más bucólicos. Imprescindible para prog heads que no hacen ascos a algún que otro guitarreo desbocado y, de la misma forma, para cualquier persona de bien por el mismo precio.

06. "Mirage" / CAMEL (1974). Mira que he hecho lo posible por, además de no tirar de los cinco de siempre como explicaba en la intro, tratar de no repetir protagonistas desde el texto anterior...  Pero nada. Sea por la marca de tabaco, lo icónico de la portada o por la abuela que fuma, "Mirage" se ha establecido como uno de los mayores tótems prog rock de siempre. Y con razón. Hasta "goza" del estado para aquello que es tan memorable que no faltará nunca cierto ingente (especializado o no) prestos a enarbolar un "sobrevalorado",  o un "no hay para tanto",  o un "pues yo prefiero...", etc. Pero nos da igual, claro. De hecho, servidor tiene su cuento del ganso (ya tocado en el otro texto) como favorito suyo, pero lo dicho, ¿y qué?. En verdad, Camel (quizá junto a VdGG) es el accésit más claro si se tiene la intención de sumar alguna otra formación a esos "cinco grandes históricos del género" ya apuntados (de hecho les prefiero a alguno de ellos, claramente además, pero ahí que lo dejo para no liarla en exceso). Y mira que tienen otros discos que también me agradan y mucho... Pero "Mirage" es al fin, para mi al menos, la sublimación en estilo y contenido de la banda de Latimer y Bardens... Aunque es Andy Ward quien desde la batería más me alucina desde siempre para el tema de arranque, y quien,  ya puestos, junto a Doug Ferguson armó una de la bases rítmicas más megaburras se puedan recordar... Sea como fuere (que es un disco muy popular en definitiva y tampoco creo necesario ponernos ahora en modo "song by song"), el nivel de virguerismo instrumental de Camel es una bestia incontrolable y, aunque haya quien les reproche que llegaron algo tarde o tampoco falta quien señale que dejaban demasiado en segundo plano el tema vocal (aún en sus mejores discos), lo cierto es que nada nos puede eclipsar la evidencia de que estamos ante unos músicos exageradamente buenos. Y, cuentos de gansos al margen, no alcanzarían de pleno la síntesis de sus numerosas virtudes en ningún lugar como en "Mirage"... Cuestion más que clara y autoasumidamente subjetiva, faltaría (los siete primeros discos de estudio de Camel son indispensables al final de día, además). Pero, con todo... Caray qué discarral, gustos y disgustos de quien sea o fuera al margen, oiga.  

05. "Hergest Ridge" / MIKE OLDFIELD (1974). Si bien "Tubular bells" es su disco más popular no somos pocos precisamente los que señalamos "Ommadawn" (ya recordado en el texto anterior a principio de entrada linkeado) como su auténtica pieza maestra. Luego está el hipertrofiado pero también honorable "Incantations", su álbum más excesivo de la etapa clásica, siempre reivindicado por la parte más hardcore de los fans de Oldfield. A partir de ahí, con o sin razón (gustos y colores, vaya) muchos nos pedimos la cuenta, con alguna mera visita ocasional o/y bien poco más... Pero, atención: que obviamos "Hergest Ridge", si claro. Trabajo este que, para hacerlo rápido y fácil, se ha establecido de un tiempo a esta parte como mi predilecto suyo de no existir su inmediato sucesor. Un disco eternamente eclipsado por los dos torreones que le envuelven y que, contrariamente, no debiera tampoco apocarse demasiado por alargada sean sendas sombras (que lo son). Es su disco de la campiña, su disco de ir a tomar el té a casa de la Tía Dorothy... Aunque con virajes por doquier, ojo atención. Tratamos sobre quien lo hacemos y (sobretodo) en la época que lo hacemos en definitiva; no todo es tan rematadamente bucólico com pareciera y el amigo Michael no escatima virguerías y virtuosismos. Intimida (directamente) viendo como va sembrando y recogiendo formas y motivos, la adición de instrumentos, lo exageradamente enorme guitarrista que és... Y no hay que darle más vueltas a esto tampoco: el otro "must be"de Don Miguel Campoviejo para quien suscribe. Y más allá de las mismísimas campanas. Fin.  

04. "Scheherazade and Other Stories" / RENAISSANCE (1975). ¿Folk sinfónico? Tócate las narices... ¿No sería un oxímoron esto? ¿Cómo suena, además? ¿Cómo Fairport Convention y Yes a la vez?... Pues mira, algo de eso hay, ya que nos ponemos. De cualquier forma, lo del paquidermo en el habitáculo, es imposible abarcar este disco sin pararnos de manera obligatoria en esa segunda parte con el tema homónimo, sin duda pueda encaberse, una de las mayores y más hermosas suites jamás grabadas por nadie en la historia toda del prog rock. A partir de ahí sería caer en menudeces el ponernos a dar datos wikipédicos de a duro la docena (como, sorprenda o no, que de forma insospechada la formación de la banda tiene mucho que ver con el desmantelamiento de los Yardbirds y el afán de dos de sus ex-miembros por acercar la música clásica a formas más populares). Tampoco parece proceder demasiado el avinagrar con que, para muchos, jamás lograría esta cambiante formación acercarse a esa barbaridad (antes y/o después, ni siquiera en "Turn of the cards" aunque de lejos fuera y al menos para quien suscribe) o que, obvio, siempre resulta algo injusto, de alguna manera, obviar una primera parte de disco que vuela también a un nivel realmente elevado (el segundo corte se me hace algo más genérico, a pesar de la preciosa voz de Annie Haslam y -en verdad- es claramente el punto más bajo de la colección; pero el tema de entrada y la harto bonita "ocean gipsy" son un delirio absoluto y en la mejor acepción del concepto ambas). Lo más hiriente esto segundo, claramente además, para un disco que ofrece casi veinticinco minutos de virtuosismo, en composición y ejecución, a unos niveles tirando a irrepetibles. Obligatorio, ni qué decir. 

03. "A Salty Dog" / PROCOL HARUM (1969). Otra banda que puede hacer torcer el gesto a algún purista. Pero sucede también que, guste o no, Procol Harum consta para la historia como parte primordial del alzamiento prog de los grandes tiempos, tienen diez años de arranque de carrera incontestable en lo que a trabajos de estudio pertoca y, suma atención, aportan también una influencia que se abre en tantas como insospechadas direcciones. Mucho más, insultantemente más, que "los de A White Shade of Pale". Centrándonos ya en el disco que nos ocupa señalar lo obvio que, más allá de etiquetajes y mandangas mil, estamos ante un elepé imprescindible de la historia toda del Rock. Así en genérico y directamente. Broker y Trower todavía parecen llevarse bien de momento y para "salty dog", su tercer álbum, la combinación de ensoñaciones con teclados de diversa índole y las derivas bluesies conviven en armonía plena... Mejor que nunca en realidad. Una primera parte con Broker ejerciendo de mandamás y una segunda dando más espacio a Fisher y al ya mentado guitarrista en lo compositivo, le sirve a este icónico trabajo para pasar a la historia y ejercer de decodificador central para desbrozar, hacía delante y al revés, todo el universo Harum en aquel decenio de grandeza. En fin, imprescindible (con perdón por lo ominosamente evidente), y a otra cosa.    

02. "Hero and Heroine" / STRAWBS (1974). Que una banda alcance el nivel de este personal, ofertando una masterpiece al año del 71 al 76 (si si, directamente, oiga), y no tenga un mayor reconicimiento global es de estas cosas que se le escapan a uno y por mucho. Tampoco me ayuda mucho a entender el percal el hecho que, inefablemente, quien les conoce siquiera un algo suele tenerlos en dos pedestales por si acaso se les cae uno. Para rematar, y desde dentro de ese lustro de logros en sesión continua, el pináculo que generan para "H&H" y el posterior "Ghosts" (hasta el último segundo para decidir si dejaba caer uno u otro, lo reconozco sin pesares) es como para tirar por la ventana todos los libros de historia del rock que asomen por la casa y donde no se vean ambos mencionados. Subrayados y con fuente en negrita además. Strawbs lo tienen todo, las voces, los virtuosismos, los discos... Quizá eran un zurullo en directo. Sería la única explicación posible... Aunque pinta que más bien no tirando a imposible, la verdad. Esa manera de desplegar su folk (tan natural como pulido, como conviene esperar de la que fuera banda de acompañamiento de la enormérrima Sandy -"gracias infinitas por By The Time it Gets Dark cada día de la vida"- Denny en definitiva) para ir implementando más o menos aceraciones según el caso no hay angel o demonio nos lo pague. ¿Quieren rock además?.. Pues también nos sale sin problema, qué cojones. Sendos temas épicos que juegan con el nombre del disco, los folkeos celestiales, los acelerones adictivos, los arreglos y matices que se sacan del badajo... ¿Demasiado grandilocuentes, quizá? ¿Lo de "quien mucho abarca..."?. Pues ni puta idea, oiga. Puede que así sea. Pero visto en frío siempre, desde el amargado -perentoriamente amargado para el caso- análisis, mientras se escucha "Hero and Heroine"  (y como ocurre con "Ghosts") se ha de tirar de malevolencia muy expresa para encontrar el más mínimo pego seriamente defendible. Reivindicables para siempre y hasta la pura afonía.

01. "Tarkus" / EMERSON, LAKE & PALMER (1971). Sí, ¿qué pasa?. Me flipa "Tarkus". Más aún que la propia formación... Cuyos primeros cinco discos son realeza del gremio, ya puestos y por otro lado, a qué engañarse. Con todo, sólo "Trilogy" se acercaría un algo en mis querencias, aunque de lejos y perdiendo el aliento, dentro del opus de EL&P. "Tarkus" es "el disco". Fin del debate. Lo enorme de su prodigiosa suite titular ya defiende el argumento sin problema. Aquí no hay truco que valga: Keith las teclas, Carl percusiones y para Greg las cuerdas, amén de cantar cuando toque. Para la segunda parte nos desglosan además sus virtudes en pequeñas cápsulas más estándar, enseñando su reverso más humano (que "convencional" sería pecar de simple con estos tres de por medio), y machacando el talentómetro con la punta de lo suyo una y otra vez... Y atención con el remate a modo coda del rocanrol clásico de "Are you ready Eddie?", que en sus manos suena a jocoso choteo privado que no han podido reprimir al final. Tampoco les engañaré, jamás pondría a estos tres señores y su obra en un nivel parejo a Genesis, Jethro o Crimson... Pero sin duda "Tarkus", en concreto, si está al nivel de sus obras capitales. Un disco que define el género, del que aprendes y descubres rincones escondidos a casi cada escucha por más años pasen y, en resumen, algo que de tan obligatorio trasciende a cualquier parecer personal, de quien sea y cuando sea, se nos cruce. Legendario... Y eso sólo para empezar.    

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